07 enero 2011

Y después del turrón...

Tras el descanso navideño se reanuda la competición, el retorno a los terrenos de juego en el que todos los jugadores esperan no haber perdido el nivel físico.
Las Navidades son un periodo vacacional breve, pero de gran importancia para el jugador que dispone de unos días de 'descanso deportivo', en los que 'desconecta' del fútbol y de todo lo que le rodea con la intención de volver con las pilas cargadas. Dependiendo de la categoría, se podrá disfrutar de más o menos tiempo de vacaciones. En los equipos profesionales y de categoría nacional, la competición solamente se para una semana, por lo que el periodo de descanso es tremendamente corto, y el jugador sólo dispone de cinco o seis días de vacaciones. En el resto de categorías, la competición para de dos a tres semanas, con lo que el tiempo de recuperación es mayor. Durante estos días, la mayoría de los futbolistas aprovechan para volver a su lugar de origen y pasar estas fechas señaladas rodeadas de su familia y amigos.

El 'parón' suele venirle bien a todos los jugadores y equipos. Los titulares más habituales, que han aguantado una carga alta de trabajo y partidos pueden descansar y recuperarse para no sufrir posteriormente sobrecargas y posibles fatigas en los meses siguientes. A los menos habituales, la vuelta al trabajo y el comienzo de un nuevo año les puede servir para recobrar la ilusión de volver a entrar en los planes del entrenador, ya que la temporada aún es larga y habrá oportunidades para todos. Y para aquellos que han arrastrado lesiones, sobrecargas o molestias, ese descanso deportivo les puede servir para recuperarse por completo.

Finalizadas las vacaciones, se vuelve al trabajo rutinario, a los entrenamientos, a la lucha por entrar en el once inicial y, como consecuencia directa, reaparece la ansiedad, el estrés deportivo y toda la presión que rodea al fútbol, sin que el jugador tenga apenas tiempo de asimilarlo. En las primeras sesiones de entrenamiento se busca evaluar el estado de forma del jugador, comprobar si se han cumplido las recomendaciones del cuadro médico y deportivo e intentar volver al nivel competitivo adquirido anteriormente. Para lograrlo, ya desde el primer día se orientan los entrenamientos a la parcela física y a la técnico-táctica. En el aspecto físico se va a buscar que el futbolista adquiera rápidamente el ritmo de juego. Si ha cumplido con el plan de trabajo impuesto por el club para este periodo, el jugador se adaptará rápidamente a los entrenamientos y la carga de trabajo será asimilada adecuadamente sin llegar al extremo del agotamiento.

Hay que recordar que una inactividad total, aunque sea de pocos días en futbolistas profesionales, con un nivel de exigencia muy alto, puede provocar la pérdida del estado de forma. Por ello se suele recomendar un trabajo físico de varias sesiones, a cada hombre de forma específica e individual, o grupal de moderada intensidad, para que en este periodo vacacional mantenga el nivel físico. Se suele tratar de ejercicios de mantenimiento y acondicionamiento físico general, trabajando principalmente la tonificación, elasticidad, movilidad articular y capacidad aeróbica. En algunas ocasiones, especialmente si se trata de conjuntos no profesionales que dejan de competir durante varias semanas, es aconsejable hacer una minipretemporada de unas dos semanas de duración en la que el volumen de trabajo físico sea mayor y así se recupere la forma adquirida en los pasados meses para no notar un bajón físico cuando regrese la competición.

Conviene recordar también, que para conseguir un mayor rendimiento físico posterior y asimilar cargas de trabajo superiores, hay que planificar y tener muy en cuenta los descansos deportivos para que no existan grandes altibajos en el estado de forma de los jugadores.

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