24 marzo 2016

Fekir, la nueva joya 'bleu'

Arriesgada fue la apuesta de Jean-Michel Aulas cuando decidió, ya hace varias temporadas, apostar por la cantera para poder construir el nuevo Stade des Lumières, inaugurado recientemente. Los problemas económicos hicieron que los grandes jugadores del Olympique Lyonnais salieran del equipo. Sin embargo, tras un gran trabajo de cantera y captación de jóvenes, parece que en Lyon comienzan a recoger los frutos de su trabajo. Fekir es la nueva perla de 'Les Lions', uno de los grandes equipos de Francia, venido a menos en la nueva década del siglo XXI.

Nabil Fekir nació el 18 de julio de 1993 en Décines, a las afueras de Lyon (Francia). De origen argelino, comenzó su carrera en los modestos AC Villeurbanne, FC Vaulx-en-Velin y SC Caluire, tras los cuales pasó dos años (2005-2007) en la academia del Olympique Lyonnais. Pero tras una larga lesión quedó relegado al banquillo, buscó minutos en el FC Vaulx-en-Velin y AS Saint-Priest, hasta que los técnicos formativos de 'Les Gones' decidieron incorporarle definitivamente en el inicio de la temporada 2011-12.

Después de dos temporadas preparando su salto al primer equipo, Rémi Garde le ofreció la oportunidad de consolidarse en una campaña complicada para el Lyon. Después de haber ido convocado frente al Grasshoppers suizo, debutó en Anoeta el 28 de agosto de 2013 ante la Real Sociedad, en el partido de vuelta de la previa de la Champions League, competición de la que fueron eliminados ese día por el conjunto vasco. Relegados a la Europa League (donde cayeron en los cuartos de final ante la Juventus) tuvieron un inicio de campaña dubitativo en la liga. Fekir juega 17 partidos: 4 en la Europa League, 2 en la Coupe de la Ligue y 11 en la Ligue 1, torneo donde comienzan ganando los dos primeros partidos, pero luego entran en una mala racha y terminan quintos por detrás de Paris Saint-Germain FC, AS Monaco FC, Lille OSC y AS Saint-Étienne. 

La pasada temporada fue la campaña de su eclosión. La llegada de Hubert Fournier al banquillo de Gerland fue un verdadero impulso en la carrera de Fekir. El técnico galo edificó un ataque temible con Lacazette y Fekir como puntales para intentar 'discutir' el reinado del Paris Saint-Germain. Los 13 goles y 9 asistencias que acumuló Fekir en el campeonato doméstico le valieron para ser nombrado como mejor jugador joven de la Ligue 1, además de aupar a su equipo a la segunda posición de la tabla, solo por detrás de 'Les Parisiens'. En la segunda parte del torneo, el Olympique de Lyon llegó a ser líder, pero finalmente se vino abajo en las últimas jornadas y tuvo que conformarse con el subcampeonato.

Fekir es un jugador polivalente que puede actuar como extremo por ambas bandas y como segundo delantero aunque su ubicación predilecta es cerca del flanco diestro, entre el lateral zurdo y el central de ese perfil. Se trata de un futbolista capaz de marcar las diferencias, aprovecha su velocidad y depurada conducción de esférico, con el balón siempre pegado al pie para quebradero de cabeza de los defensas, que se debaten entre anticiparle con el riesgo de perder la posición o esperar a ser encarados con un alto porcentaje de quedar retratados. Sabe utilizar su bajo centro de gravedad para aguantar la posesión y sacar faltas a sus marcadores con una facilidad casi insultante. Elude el contacto físico, atrae rivales y los supera buscando el uno contra uno, faceta en la que se muestra tremendamente eficaz. Algo falto de velocidad para los desmarques de ruptura, es inteligente para interpretar los movimientos y tiene sentido del timming para sorprender desde segunda línea. Excelso lanzador a balón parado, demuestra que su tacto en los controles es extensible a los golpeos, combinando sutileza tanto en el disparo en carrera como en los pases desde el lateral de la banda. En su contra está el que es demasiado impetuoso y quiere hacer demasiadas cosas a la vez.

Internacional con Francia, jugó un único partido con la sub-21 en 2014, tras el cual recibió la llamada de Christian Gourcuff (seleccionador argelino y padre de su compañero de quipo Yoann). Argelia suspiraba por juntar sobre el verde a Brahimi, Feghouli, Slimani y Fekir, e incluso el jugador confesó a un programa de televisión "me siento muy orgulloso de ser argelino". Pero poco después entró en escena Didier Deschamps, el técnico de 'les bleus' y Nabil Fekir, a sus 21 años, decidió vestir la camiseta 'bleu' de Francia y soñar con la Eurocopa de 2016. Debutó el 26 de marzo de 2015 contra Brasil en el Stade de Francia, reemplazando a Antoine Griezmann a 16 minutos del final.

Esta temporada había comenzado a un ritmo espectacular. Cuatro goles y una asistencia en cuatro jornadas de la Ligue 1. Pero el 4 de agosto de 2015 sufrió una rotura del ligamento cruzado de la rodilla derecha en el transcurso del partido amistoso ante Portugal, disputado en el estadio José Alvalade de Lisboa. Ahora, Fekir afronta su recuperación con la esperanza de poder disputar el último tercio de temporada con 'Les Gones' y de esta manera, llegar rodado a la Eurocopa de naciones que se celebrará en su país el próximo verano.

A pesar de la lesión, su brillante trayectoria ha despertado el interés de varios conjuntos de la Premier League con el Arsenal de Arsène Wenger a la cabeza. El jugador ha manifestado su intención de permanecer en el conjunto del Ródano. "Con todos los grandes jugadores que tiene el Arsenal sería difícil para mí tener una plaza en el equipo. Nunca sabes lo que puede suceder, pero no quiero abandonar Lyon demasiado temprano y terminar sentado en el banquillo. No soy feliz si no tengo partidos". El contrato de Fekir con el Olympique Lyonnais se extiende hasta 2019. Aunque su futuro inmediato no parece estar marcado por un traspaso, Jean Michel Aulas, presidente de la entidad gala y experto en hacer caja con sus grandes figuras, ya se frota las manos ante otra posible gran venta.

23 marzo 2016

El viajero


Título Original: Mossafer (The Traveller)
Año: 1974
Duración: 70 min.
País: Irán
Director: Abbas Kiarostami
Guión: Abbas Kiarostami
Reparto: Hassan Darabi, Masud Zandbegleh
Productora: Kanun / The Institute for the Intellectual Development of Children & Young Adults
Género: Drama (Blanco y negro)

Qassem Julayi es un niño de 12 años algo problemático y poco aficionado al estudio. Su filosofía vital está basada en la ley del mínimo esfuerzo y es un amante incondicional del fútbol. Pese a estar castigado por sus padres y profesores, un día se le presenta la ocasión de asistir a un partido de la selección iraní en Teherán y está dispuesto a ir como sea desde Malayer, la pequeña ciudad donde vive. Para ello falta a sus clases, se desentiende de sus tareas e intentará conseguir el dinero de la entrada y del billete de autobús estafando a sus amigos y vecinos. 

Este fue el primer largometraje de ficción de Kiarostami, que se inició en el mundo del cine como realizador de películas didácticas y siempre ha mostrado una gran sensibilidad hacia el mundo de la educación y de los niños.

Se trata de una cinta profundamente realista pero con un tratamiento poético del paisaje y que, como en otros filmes de Kiarostami, es un viaje a lo más profundo de las inquietudes infantiles. Los errores cometidos y las meteduras de pata que años después no tendrán la menor importancia, pero que en esos momentos en que la vida acaba de comenzar, centran nuestra atención. 

Como único pero, pienso que muy posiblemente le sobre la 'moralina' final que rompe un poco con el mensaje y la magia del resto de la historia. Los últimos diez minutos son una sucesión de acontecimientos un tanto ilógicos que chocan con el mensaje y la magia del resto de la historia.

05 marzo 2016

Qué fue de... Francescoli

Nuestro protagonista de hoy fue uno de los símbolos de la selección uruguaya de los años 80 y 90. Ídolo en Sudamerica, aunque no muy nombrado en Europa, no era un delantero cualquiera, era un diez que llegó a conquistar al mismísimo Zidane. Lo mismo finalizaba que armaba las jugadas. Manejaba las dos piernas, tenía un gran salto y exhibía un repertorio técnico amplísimo que lucía con elegancia.

Enzo Francescoli Uriarte nació el 12 de noviembre de 1961 en Montevideo (Uruguay). Comenzó a jugar en las calles del barrio de Capurro y a los 6 años ya jugaba en el Club Cadys Real Junior. También integraba el equipo del colegio San Francisco de Sales. El pequeño Enzo necesitaba crecer en su carrera futbolística, así fue como decidió irse a probar a Peñarol (club de sus amores) y al River Plate de Montevideo. En ambos clubes lo rechazaron por tener un físico demasiado frágil, por lo que siguió jugando con el conjunto salesiano. Tras un partido frente a Montevideo Wanderers FC fue fichado por el club 'Vagabundo' cuando no había cumplido los 15 años. Allí comienza a despuntar en el equipo juvenil. Incluso el equipo comenzaba a jugar con diez en campo cuando él, debido a sus estudios, se retrasaba unos minutos. "A Enzo lo poníamos en cualquier puesto y respondía: de cinco, de ocho, de nueve. Nosotros necesitábamos cambiarlo de posición porque éramos un equipo chico y no había suficientes jugadores. La diferencia con el resto se notaba enseguida", señalaban sus entrenadores.

Debutó con el primer equipo el 9 de marzo de 1980 ante Defensor Sporting y, en su primer año, consigue el subcampeonato de liga. Así empezaba la historia. Destacaba por su habilidad pero también sobresalía por su gran profesionalidad en los entrenamientos, tras los cuales se quedaba practicando tiros de falta y perfeccionando su juego. No tardó mucho en convertirse en la estrella del conjunto 'blanquinegro' y ocupar las portadas de los diarios deportivos. Clasificó al equipo para la Copa Libertadores de 1983, y entonces ya se rumoreaba que River Plate (el de Buenos Aires) lo estaba siguiendo, e incluso que el Milan italiano barajaba su nombre como futuro fichaje.

Finalmente fue el CA River Plate el que se hizo con su fichaje. El conjunto de Nuñez necesitaba nuevas estrellas ya que muchas de sus figuras habían salido hacia Europa. Tras unas durísimas negociaciones, el 21 de abril de 1983 Francescoli se convertía en nuevo jugador 'franjirrojo' tras pagar 310.000 dólares por el jugador uruguayo, cifra espectacular para la época. Tres días después debutaba en el Monumental frente a Huracán, los hinchas querían ver a su nuevo 'salvador', mal que le pesara al joven Enzo que por entonces contaba 21 años. Los comienzos en Argentina fueron difíciles y le costó adaptarse a la nueva situación (nuevo club, nuevo país, estar lejos de su familia y amigos) por su carácter retraído. Fueron momentos muy duros, no alcanzaba el nivel esperado, era criticado por el público y su rendimiento no agradaba al técnico José Varaka, problemas que se vieron acentuados por dos lesiones sufridas ante Vélez Sarsfield y Nueva Chicago.

Entre 1984 y 1986, Francescoli vivió una etapa memorable en River, en donde se convirtió en ídolo de la hinchada 'millonaria'. Ganó, por primera vez, el título de máximo goleador con 24 tantos en el Campeonato Metropolitano de 1984, año en que también ganó el premio al mejor Futbolista sudamericano, que concedía el diario venezolano El Mundo. En 1985 formó una dupla formidable con Claudio Alberto Morresi y recibe el Olimpia de Plata, premio que se entregaba al mejor jugador argentino del año sin importar si juega en la Primera División de Argentina o en el extranjero, o al mejor futbolista de otra nacionalidad que juegue en la liga local. En 1986 jugó los minutos más brillantes de su carrera dejando ese imborrable recuerdo a toda la afición 'millonaria'. El 8 de febrero, el uruguayo vivió una de sus jornadas más memorables. River se enfrentaba en un amistoso a la selección de Polonia, el partido estaba empatado a cuatro, cuando el 'Principe' bajo la pelota con el pecho en el área polaca, y con una  formidable chilena convirtió el gol del triunfo, desatando la locura en el estadio... era el mejor gol de su carrera. Además, ese mismo año, River ganaba el Campeonato de Primera División y Enzo quedaba al frente de la tabla de goleadores con 25 tantos, repitiendo así el título de 1984.

En el mes de junio de aquel año, en la cúspide de la popularidad, era traspasado al Racing Matra de París a cambio de 4 millones de dólares. La decisión no era fácil, pero la oportunidad futbolística y económica de triunfar en Europa ayudaron, y Enzo se marchaba al fútbol francés, en donde debía demostrar todo su talento. El empresario francés Jean-Luc Lagardère había desembolsando 30 millones de dólares para formar un equipo de estrellas. Contrató otras figuras como Luis Fernández, Alain Ben Mabrouk, Pierre Littbarski o el también uruguayo Rubén Paz. Pese a esto, la campaña del equipo fue un fracaso y la convocatoria del club parisino era bastante pobre, apenas 7.000 personas lo seguían en el Parc des Princes. El equipo terminó pelando por no descender a segunda división y a Enzo no le salían bien las cosas. A finales de 1987 recuperó parte de su nivel, y fue elegido como mejor jugador extranjero en Francia, pero tan solo unos meses después, los caprichos del presidente le impidieron cumplir su verdadero desafío profesional, jugar en la Juventus italiana.

En el verano de 1989, ficha por el Olympique de Marseille, pasando a jugar en un club más popular y con mucha más tradición futbolística que el conjunto parisino. Allí coincide con jugadores de la talla de Chris Waddle, Didier Deschamps, Jean Tigana, Carlos Mozer o Jean-Pierre Papin. La gran cantidad de público que seguía al equipo le devolvió a Enzo el ánimo y el nivel futbolístico y ese mismo año ganaban la liga francesa en una campaña en la que el uruguayo marcaba 11 goles. Además, se quedaron a tan solo un paso de llegar a la final de la Copa de Europa, pero cayeron en semifinales ante el SL Benfica de Sven-Göran Eriksson.

Del fútbol galo pasó a la Serie A fichando, en 1990, por el Cagliari Calcio, un club que si bien no luchaba por el Scudetto, le permitiría mostrar toda su calidad. Comenzó a ser considerado como ídolo en el conjunto sardo, el equipo se salvó del descenso y un año más tarde se clasificaban para la Copa de la UEFA, algo inédito en la historia de la escuadra 'rossoblu'. En la temporada 1993-94, ya con 32 años, ficha por el Torino FC. En el conjunto 'granata' coincide con sus compatriotas Marcelo Saralegui y el 'Pato' Aguilera. Con la cabeza puesta en su regreso al fútbol sudamericano, esta temporada le sirvió para dejar una buena imagen en Europa. Si bien no fue lo esperado, Enzo cerraba un ciclo aceptable, con un comienzo pobre, pero con una recuperación brillante.

Pero el 'Príncipe' había decidido volver a casa y, a mediados de 1994, se concretaba su pase a River. En su segunda etapa en el equipo 'franjirrojo', dominó el torneo argentino con cuatro títulos en tres años y levantó la deseada Copa Libertadores en un equipo donde empezaban a despuntar el 'Burrito' Ortega o Hernán Crespo, entre otros. River ganó el Apertura'96 (título que Francescoli creía que sería el último de su carrera), después se dio el lujo de llevarse el Clausura y Apertura de 1997, y la Supercopa Sudamericana del mismo año. En 1998, a los 36 años, anunciaba su retirada de los terrenos de juego. Desde ese momento los dirigentes de River intentaron convencerlo para que continuara al menos otra temporada. Pero los aficionados sabían que Francescoli cumpliría su palabra. "En el fútbol pasé los 18 años más felices de mi vida. Todo lo que yo soñaba era jugar algún día con Peñarol en el estadio Centenario. Ahora me llevo. mucho más de lo que podía imaginar".

Internacional por Uruguay, jugó con la selección sub-20 con la que ganó el Campeonato Sudamericano de 1981, disputado en Ecuador. También participó en el Mundial de la categoría, jugado ese mismo año en Australia. Omar Borrás lo hace debutar con la selección absoluta el 17 de febrero de 1982 ante Yugoslavia en la Nehru Cup (torneo disputado en Calcuta), anotando un gol en su debut. Disputó un total de 73 partidos, marcando 17 goles con el conjunto charrúa. Participó en los Mundiales de México'86 e Italia'90, aunque sus mayores éxitos llegaron en la Copa América, torneo que ganó, por primera vez, en 1983 (año en que el torneo no tuvo sede fija). Entró en el equipo por la lesión de Fernando Morena, su ídolo de la infancia y Francescoli fue clave en la final a doble partido frente a Brasil. Su segundo título llegó en 1987, en donde la selección uruguaya dirigida por Roberto Fleitas, obtuvo nuevamente la Copa América, esta vez disputada en Argentina. Enzo fue expulsado en la final pero festejó igualmente un título con sabor a revancha, por la eliminación de Uruguay a manos de la 'albiceleste' un año antes en los octavos de final del Mundial. 

Participó también en la edición de Brasil'89, donde el conjunto uruguayo, dirigido por Tabárez, cayó en la final frente a la selección brasileña. En 1991 llegaba Luis Cubilla al banquillo charrúa, quien enfrentado con Francescoli desde su paso por River, no lo convocó para las ediciones de Chile'91, Ecuador'93, ni tampoco para las eliminatorias de clasificación del Mundial de USA'94. Pero la historia cambiaría en 1995, con Francescoli convocado y como capitán, la selección 'celeste' consigue ganar la Copa América disputada en Uruguay. El conjunto de Héctor Núñez derrotó a Brasil en la tanda de penaltis y Francescoli ganaba, por tercera vez, el trofeo más importante del continente.

Un año después de su retirada, se despidió de la hinchada de River ante Peñarol con 60.000 espectadores en las gradas del Monumental. En 1998 fundó en Miami, junto a Paco Casal y Nelson Gutiérrez, Gol TV, canal que compró los derechos de las ligas europeas en exclusiva para Estados Unidos y está tasado en unos 300 millones de dólares. En 2010 apadrinó, junto a Zidane, el programa 'Cracks' del canal español cuatro, un reality show dedicado a buscar por todo el mundo jugadores mayores de 16 años para convertirlos en profesionales. No es difícil verlo en algunos partidos-homenaje, como el de 'Burrito' Ortega, donde a pesar de contar con 50 años, demostró un altísimo nivel convirtiendo cuatro goles, uno desde casi la mitad del campo y otro de chilena. Desde 2015 ejerce como director deportivo de River Plate.

01 marzo 2016

La rebelión de Saltillo

Hablar del Mundial de México'86 es hablar de 'la mano de Dios', del increible gol de Maradona ante Inglaterra o de Argentina proclamándose campeona del Mundo. Pero también se vivió la historia más negra del fútbol portugués. Conocido como la 'Rebelión de Saltillo', fue el escándalo que envolvió al combinado luso durante la cita mundialista, que hizo que lo deportivo quedase en un segundo plano.

Portugal llevaba 20 años sin disputar un Mundial y la ilusión inundó al pueblo luso. Sin embargo, nada sucedió según lo previsto desde el primer día de concentración en tierras mexicanas. Los portugueses acudieron a México un mes antes del comienzo del Mundial y se hospedaron en el Hotel La Torre de la ciudad de Saltillo, apodado por los portugueses como 'la Fortaleza', debido a la excesiva seguridad con la que contaba.

Antes de abandonar el país, la imagen de varios futbolistas portugueses fue utilizada en diversas campañas publicitarias y varias marcas estaban interesadas en asociarse con 'A Selecção das Quinas', que volvía a ser escaparate a nivel mundial tras varios años en la sombra. Todo iba bien, hasta que llegó la hora de recibir la compensación de estas campañas. La dirección de la Federação Portuguesa de Futebol (FPF), encabezada por Silva Resende, atribuyó un porcentaje ínfimo a los jugadores y él se quedó con casi la totalidad del dinero. Según el presidente, todo se resolvería en México, pero nadie vio a Silva Resende por la Fortaleza, y los 22 jugadores convocados se unieron y se rebelaron contra la FPF negándose a jugar un encuentro de entrenamiento con un equipo en Monterrey.

Las consecuencias de este suceso se hicieron eco a nivel mundial. La prensa cubrió este escándalo y esto propició una imagen bastante negativa de Portugal. Esta lucha llegó incluso a provocar varias discusiones entre los dos partidos políticos más importantes de Portugal: el PSD, que en ese momento lideraba en Portugal encabezado por Cavaco Silva; y el PS, que parecía tener una postura más cercana a los jugadores. Tras varios intentos fallidos de conversar con el máximo dirigente de la FPF, los jugadores, encabezados por el capitán Manuel Bento, entonces portero del SL Benfica, emitieron un comunicado al que asistieron las cadenas más prestigiosas del planeta. Todo el mundo supo entonces la verdadera historia y las cantidades de dinero que recibirían los jugadores, siendo las más bajas de todas las selecciones que participarían en el Mundial: unos 20 euros al día, 500 por partido y 1000 por utilizar diferentes marcas en los entrenamientos, entre ellas Adidas, que había pagado una jugosa cantidad a la FPF por renovar su contrato con el combinado portugués.

Dentro del vestuario y en el círculo que rodeaba a los jugadores, se comenzó a hablar de una posible huelga de entrenamientos e incluso plantarse y no debutar ante Inglaterra el 3 de junio de 1986 en el primer partido del Mundial. Muchos fueron los mensajes que llegaron al equipo desde Portugal, incluso de personajes políticos. Esta presión mediática hizo comprender a los jugadores que el nombre del país estaba en juego y que eso pesaba más que cualquier compensación económica. Los jugadores decidieron centrarse en el Mundial y a su llegada a Portugal continuarían presionando a la Federación para recibir una cantidad justa. Después de tomar esta decisión, los jugadores entrenaban a pecho descubierto o con la camiseta del revés, para esconder las prendas de Adidas, marca de la que apenas recibían beneficios.

A pesar de toda esta polémica que envolvió a la 'Selecção', los hombres de José Torres ganaron el primer partido del grupo F ante la poderosa Inglaterra (1-0). Este comienzo hizo callar muchas bocas, aunque de poco sirvió. En los siguientes partidos, Portugal cayó frente a Polonia (1-0) y Marruecos (3-1), acabando último de grupo y siendo apeados del Mundial. Volvía la polémica, los jugadores regresaban a Portugal con malos resultados, amenaza de huelga y pidiendo más dinero cuando el país estaba en crisis. Los dirigentes, con ganancias en la distribución del dinero, mala organización de la concentración y rechazo de diálogo con los jugadores. Nadie se salvaba y fueron recibidos con pitos, insultos y lanzamientos de objetos en un aeropuerto.

Adidas se quejó de "graves perjuicios materiales y morales" al entender que no se había respetado su contrato con la Federação Portuguesa de Futebol y Silva Resende prometió represalias contra los jugadores. Encargó al abogado Jorge Saraiva la investigación del asunto y rápidamente comenzaron intensos interrogatorios a todos los jugadores, tras los cuales, el máximo dirigente de la FPF decidió suspender de por vida a ocho jugadores, que no volverían a vestir la camiseta portuguesa. 

Esto hizo que volviera a aparecer el espíritu solidario en una selección históricamente enfrentada entre los jugadores de Benfica y el Porto. Los jugadores no sancionados convocaron una huelga general. No volverían a jugar con la 'Selecção' mientras no le levantasen el castigo a sus compañeros. José Torres fue sustituido por Rui Seabra con vistas a la Eurocopa de Alemania'88. La clasificación se complicaba tras varias derrotas y las negociaciones entre el sindicato de jugadores y la FPF se intensificaron, hasta que, a finales de septiembre de 1987, hubo un entendimiento entre ambos y el castigo fue levantado. Seabra fue despedido y sustituido por Júlio Cercado Pereira quien comenzó a llamar a varios de estos 'condenados', poniendo fin al caso Saltillo. Sin embargo, el daño ya estaba hecho, y Portugal no se clasificaría otra vez para una competición internacional hasta la Eurocopa de Inglaterra'96.