Estadio de Riazor (La Coruña), 6 de febrero de 1993. Las cámaras del programa futbolístico de canal plus 'el día después', pillaron al técnico argentino Carlos Salvador Bilardo, entonces entrenador del Sevilla, abroncando a Domingo, masajista de su equipo por saltar al campo para atender a Albístegui, jugador del Deportivo que sangraba abundantemente por la nariz debido a un encontronazo con Maradona. Inolvidables fueron sus palabras "¡Pisalo, pisalo!, los colorados son los nuestros. Al enemigo ni agua", refiriéndose a que pisaran a un jugador del equipo rival antes de correr en su ayuda.
La frase se hizo tan famosa que a partir de aquel día cada vez que había algún incidente, o cuando un jugador rival caía al césped en cualquier campo de España, las aficiones locales se ponían a cantar inmediatamente "¡Písalo, písalo!".
Dos años más tarde, el Real Zaragoza jugaba en la Romareda la ida de las semifinales de la Recopa de Europa contra el Chelsea. En un partido lleno de tensión en el campo, la inquietud se trasladó al público, que enfervorecido seguía el duelo con ansias de devolver la visita a Londres con la máxima renta posible. Los protagonistas en el terreno de juego fueron Xavi Aguado, capitán del conjunto maño y Paul Furlong, delantero del Chelsea. En una jugada de este último en las inmediaciones del área de Andoni Cedrún, Aguado fue tajante entrando al corte, y dejando a Furlong tumbado en el suelo, retorciéndose con gritos de dolor. La atención de los espectadores se centraba entonces en la grada, donde los hooligans del conjunto londinense comenzaron a causar problemas.
En ese momento de la segunda parte, la policía cargó duramente contra los hooligans que estaban en el fondo sur. Estos atacaron a la policía arrancando asientos y lanzándolos contra las fuerzas de seguridad. Llegaron refuerzos y de nuevo acorralaron a los seguidores ingleses. Mientras, el partido seguía transcurriendo pero nadie prestaba atención, ya que el público estaba absorto en el 'triste espectáculo' que se presenciaba en el graderío sur. Entonces desde el fondo norte la 'peña ligallo' comenzó a cantar el famoso grito que popularizó Bilardo "písalo, písalo", y todo el estadio empezó a jalear a la policía con ese grito. Algo mágico envolvió el estadio y los hooligans detuvieron su altercado con la policía y comenzaron a aplaudir.
Al día siguiente, ese cántico hizo estragos en tierras británicas, los diarios ingleses contaron lo ocurrido de una manera muy especial: "Ayer en el estadio español de la Romareda, ocurrió una de las historias más bellas jamás vistas en el mundo del fútbol, cuando los hooligans del Chelsea se estaban enfrentando con la policía española, los hinchas zaragocistas frenaron la pelea al grito de 'peace and love' (paz y amor)". La palabra 'písalo' sonaba a oídos de los ingleses como 'peace and love', y Bilardo jamás hubiera imaginado la gran historia que se creó tan solo unos años después de aquellas palabras suyas.
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