29 abril 2017

Lesión en el sóleo

El sóleo es un músculo ancho y grueso ubicado debajo de los gemelos, en la cara posterior de la pierna. Tiene una estructura morfológica compleja formando, junto a los gemelos, el triceps sural. Su función principal es elevar el talón y extender el pie. Podemos decir que estamos hablando de un músculo vital para caminar y correr ya que, si este músculo no estuviera constantemente tirando de nosotros, el cuerpo caería hacia delante.

La lesión del músculo sóleo se produce, al ser de fibras lentas, por alongar el músculo más allá de su capacidad de estiramiento en una posición de tobillo en flexión dorsal y rodilla en ligera flexión, que suele darse en un cambio de dirección, en la realización de un salto o en un movimiento de velocidad. Es por ello que jugadores con grandes cambios de ritmo en su juego estén más expuestos a este tipo de lesiones. Otra de las principales causas por las que aparecen las molestias en este músculo es una mala técnica de carrera o una pisada defectuosa que debe ser corregida en un centro especializado en el que nos diseñen unas plantillas que rectifiquen el defecto de pisada que llevamos 'de fábrica'.

Debido a su conformación especial, para el diagnóstico de esta lesión y su exploración el facultativo debe recurrir a la resonancia magnética y/o ecografía, aunque las sensaciones del futbolista, al realizarse la lesión, también sirven de orientación. El grado de la lesión hace referencia a la cantidad de fibras musculares dañadas y la mayoría de las clasificaciones distinguen cuatro grados:
- Grado 0: Se produce un daño estructural de la fibra muscular, produciéndose edema en la zona pero no hematoma. Coloquialmente corresponde a las denominadas agujetas, calambres, contracturas y sobrecargas. El tiempo de recuperación es de pocos días y no precisa un tratamiento específico.
- Grado 1: Pequeña rotura de fibras, con mínimo hematoma. Se denomina habitualmente 'micro-rotura fibrilar', y se recupera en unas 2 semanas.
- Grado 2: Es la típica rotura de fibras musculares que se acompaña de un hematoma y de impotencia funcional inmediata tras la lesión. Se recupera en 3-4 semanas.
- Grado 3: Es la rotura completa del músculo en su vientre muscular o en la zona miotendinosa. El tiempo de recuperación nunca es inferior a 6-8 semanas y ocasionalmente puede ser necesario el tratamiento quirúrgico.

Una vez diagnosticado el paciente es momento de empezar la recuperación. El tratamiento dependerá de la clasificación de la lesión de acuerdo a los factores antes mencionados, pero debe ser precoz y cuidadosamente dirigida por profesionales, ya que el sóleo por su conformación está especialmente predispuesto a las recaidas, al retardo de la consolidación y sobre todo a la aparición de extensas cicatrices laminales, que dificultan después la actividad del jugador. 

El principal tratamiento tras observar los primeros síntomas debería ser parar y reposar durante unos días. Luego, deberíamos ponernos en manos de un especialista que nos aplique fisioterapia no agresiva a partir de las 72 horas y nos aplique microondas, calor o lo que estime oportuno según cada caso. En casa podemos utilizar alguna pomada antiinflamatoria y hielo cinco minutos varias veces al día para disminuir la hinchazón que puede producir su tratamiento, pero siempre siguiendo los consejos del fisioterapeuta.

En el jugador de alto nivel, el protocolo diario va a estar marcado por maratonianas sesiones con el fisioterapeuta realizando ejercicios excéntricos (trabajando el músculo en contracción pero a la vez realizando un estiramiento), magnetoterapia para regenerar más rápido el músculo lesionado, estiramientos y termoterapia. Lo que se debe conseguir en la rehabilitación de este tipo de lesiones es evitar las fibrosis musculares (más popularmente conocidos como contracturas) para que el músculo, una vez regenerado, no pierda ni un ápice de la elasticidad necesaria para poder volver a trabajar con la potencia requerida. La correcta alineación de las fibras musculares lesionadas con las del resto de músculo sano nos permitirán evitar las recaídas.

La vuelta a la actividad física debe realizarse de forma progresiva, siempre que el facultativo haya dado el visto bueno. Dependiendo de la evolución de la lesión, es muy posible que el jugador pueda hacer carrera continua al cabo de unos 10-15 días (dependiendo del grado), pero si la lesión se asienta en el cuerpo del sóleo, hay que tener cuidado, porque las recaídas pueden ser importantes y, como ya hemos comentado, el sóleo es un músculo traicionero y por eso hay que tener mucho cuidado cuando una lesión se asienta sobre él.

En los programas de tratamiento y prevención de la lesión es fundamental entrenar el sóleo realizando el movimiento de extensión del tobillo, es decir, quedando en puntillas de pie mientras elevamos un peso con el cuerpo. Para ésto, se pueden usar máquinas para realizar elevaciones de talones. Además, es fundamental repetir el gesto que produjo la lesión o molestia. Tanto los ejercicios de recepción de salto, ejercicios de cambio de dirección y por supuesto los estiramientos, son necesarios al final de cada sesión de entrenamiento. Con este programa, debidamente establecido por un profesional (fisioterapeuta o recuperador), el resultado debería ser optimo.

En la competición de alto nivel, después de cada partido, los jugadores intentan prevenir este tipo de lesiones con sesiones de recuperación dirigidas por fisioterapeutas y recuperadores. Son fundamentales las sesiones de masaje, la diatermia (máquinas de radiofrecuencia que ayudan a recuperar el músculo más rápidamente aumentando el flujo sanguineo y provocando una especie de drenaje), piscinas de agua fria, hielo para recuperar los tejidos afectados después de los esfuerzos del partido, etc.

20 abril 2017

DORSALES MÍTICOS: 8 Schuster

Con un Madrid-Barça a la vuelta de la esquina, hoy volvemos al fútbol europeo de los años 80 y 90 para recordar a uno de los centrocampistas más polémicos de la época. Con dos 'Balones de Bronce', ganados en 1981 y 1985, nuestro protagonista de hoy causó sensación en los 'tres grandes' de la liga española. Bernd Schuster dirigía desde el mediocentro el juego de su equipo, organizaba, mandaba y ordenaba. Sus señas de identidad eran, sin duda, los precisos pases en largo y su inolvidable golpeo de balón. Era el tipo de jugador capaz de iniciar la jugada por delante de los centrales y acabarla tras llegar al área y batir al portero rival con su maravilloso disparo. 

Bernhard Schuster nació el 22 de diciembre de 1959 en Augsburg, ciudad del Estado libre de Baviera (Alemania). Comenzó jugando en las calles del barrio de Hammerschmiede, hasta que en 1971, con 11 años, entra a formar parte del SV Hammerschmiede Augsburg. Comenzó jugando como líbero, dando salida al balón ya fuese con pases cortos o largos, cualidad en la que sobresalía, o iniciando él mismo la acción. Sin embargo, las intenciones de su entrenador eran distintas. Al poco tiempo le ubicó en el centro del campo y en ese puesto se consagró. Cinco años después, con 16 años, ficha por el FC Augsburg, en el que estuvo dos temporadas, proclamándose campeón juvenil de Baviera.

Con 18 años, el FC Bayern München desestima su fichaje por considerarlo demasiado caro. El Borussia VfL Mönchengladbach y el 1.FC Köln se interesan por el joven centrocampista. Hannes Weisweiller, entrenador del conjunto 'Die Geißböcke', lo descubrió en un partido de la selección juvenil y lo ficha para el 1.FC Köln en 1978. De la mano de Weisweiler, Schuster inicia una carrera meteórica que en pocos meses le llevará a ser titular indiscutible de un equipo en el que coincide con Toni Schumacher, Dieter Müller, Rainer Bonhof o un jovencísimo Pierre Littbarski. Ese mismo año el equipo llega a las semifinales de la Copa de Europa, donde cayeron ante el Nottingham Forest de Brian Clough, después de eliminar al Íþróttabandalag Akraness, Lokomotiv Sofia y Glasgow Rangers. Un año más tarde el equipo llega a la final de la DFB-Pokal (Copa de Alemania), perdiendo ante el Fortuna Düsseldorf de Otto Rehhagel.

En septiembre de 1980, tras jugar las cinco primeras jornadas de la Bundesliga, es traspasado al FC Barcelona, que por aquel entonces dirigía Helenio Herrera. La contratación de Schuster levantó bastante polvareda en la plantilla 'culé', ya que el club debía prescindir de Krankl o Simonsen para que el germano ocupara una de las dos plazas reservadas para jugadores extranjeros. El Barça decidió dar la baja al delantero austríaco y, tras ser presentado con la camiseta 'azulgrana', Schuster debutaba en la liga española frente al Hércules CF, el 2 de noviembre en el estadio José Rico Pérez de Alicante. En su primera temporada conquistó la Copa del Rey frente al Sporting de Gijón. En 1981 sufrió una grave lesión por una dura entrada de Andoni Goicoechea, defensa del Athletic de Bilbao. Aun así, el equipo conquistaba la Recopa de Europa ante el Standard de Liège de los Michel Preud'homme, Eric Gerets o Arie Haan. Volvió al máximo nivel entre 1982 y 1984 y, junto a Maradona, formó  una dupla de extranjeros de ensueño, aunque solo consiguieron ganar 1 Copa del Rey (1982-83), 1 Supercopa de España (1983) y la primera edición de la Copa de la Liga, disputada en 1983.

Posteriormente, ya sin el astro argentino, se vio la mejor versión de Schuster. Con Terry Venables en el banquillo 'azulgrana', el mediocentro alemán mandaba, dirigía, tiraba los penaltis y las faltas, y alentaba a sus compañeros cuando las cosas no iban del todo bien. En esa época conquistó 1 Liga (1984-85), 1 Copa de la Liga (1986) y fue finalista de la Copa de Europa en la temporada 1985-86 ante el Steaua Bucuresti. Su sustitución en el minuto 85 de aquella final propició un monumental cabreo del jugador alemán, que abandonó el Estadio Ramón Sánchez Pizjuán en taxi rumbo al hotel de concentración cuando el partido todavía estaba en la prórroga. El haber sido sustituido en la final fue sólo la gota que colmó el vaso para que Schuster estallara y reaccionara de esa forma, pues el conflicto entre el germano y la Junta Directiva se remite a comienzos de aquella temporada 1985-86, donde había protestado públicamente por las primas ofrecidas a los jugadores. Tras aquel episodio, su relación con José Luis Núñez, presidente del Barcelona, se fue deteriorando e incluso pasó la temporada 1986-87 en blanco. A pesar de todo, ganó la Copa del Rey (1987-88) en su última temporada como 'azulgrana' y dejó un magnífico recuerdo entre la afición barcelonista.

En aquel momento le surgen varias ofertas, tanto de España como de otros países europeos. Ramón Mendoza, presidente del Real Madrid CF, decidió ficharle para formar el mejor mediocampo de España junto a Míchel, Martín Vázquez y Gordillo. Bernd decidió cambiar Barcelona por Madrid a razón de 130 millones de pesetas por temporada, rechazando una oferta más suculenta de Italia. Tras ser presentado y realizar la pretemporada a las órdenes de Leo Beenhakker, su entrada triunfal con la camiseta madridista fue en el Camp Nou, dando la vuelta de honor al estadio con la Supercopa de España ganada por el Real Madrid a su ex equipo. En el conjunto 'merengue' coincidió con la generación dorada de la 'Quinta del Buitre' y Schuster no tardó en adueñarse del centro del campo 'blanco', gracias a su gran desplazamiento en largo y su capacidad para llegar desde la segunda línea y arrasar con todo a su paso. Con su seguridad y precisión, su juego fue excepcional en numerosos encuentros y fue uno de los artífices de aquel equipo que marcó 107 goles en la temporada 1989-90 con Toshack en el banquillo. En las dos temporadas que estuvo en el Real Madrid, Schuster ganó 2 Ligas (1988-89 y 1989-90), 1 Copa del Rey (1988-89) y 2 Supercopas de España (la mencionada ante el Barcelona y la de 1989, adjudicada automáticamente al Real Madrid tras vencer Liga y Copa la temporada anterior). Aquel equipo es uno de los mejores de la historia del club de Chamartín, pero se le resistió la que era su gran obsesión: la Copa de Europa. El revolucionario AC Milan de Arrigo Sacchi, se cruzó con el Real Madrid en las dos temporadas en las que Schuster permaneció en la 'casa blanca', siendo especialmente dolorosa la eliminación en las semifinales de la temporada 1988-89 con empate a un gol en el Bernabéu y un doloroso 5-0 en San Siro. Todo transcurría placenteramente hasta que en mayo de 1990 se negó a viajar a una gira por América. Adujo dolores en la espalda para regresar a Alemania y seguir un tratamiento. Sin embargo, fue a la gira forzado y, tras mostrarse en desacuerdo con la postura adoptada por el entrenador y el presidente, se le rescindió el contrato.

Tras varios meses planteándose su futuro, el 9 de octubre de 1990 era presentado como nuevo jugador del Club Atlético de Madrid. En el conjunto 'rojiblanco' compartió centro del campo con Donato y Vizcaíno, y formaría un dueto de ensueño con Paulo Futre. En su primera temporada su guardamenta, Abel Resino, consiguió el récord de imbatibilidad y un año después, el equipo lucha por la liga con Barcelona y Real Madrid, con un fútbol de contraataque. Bernd permaneció tres temporadas en el conjunto del Manzanares, en las que dejó su impronta de ser un perfecto centrocampista organizador y todo un virtuoso en el lanzamiento de faltas. Además, consigue dos Copas del Rey (1990-91 y 1991-92), la primera ante el RCD Mallorca y la segunda ganando la final ante el Real Madrid en el Estadio Santiago Bernabéu con un extraordinario gol suyo de falta en el minuto 7.

En el verano de 1993 decide hacer las maletas y volver a Alemania. Schuster ficha por el TSV Bayer 04 Leverkusen, equipo que le otorga la posibilidad de regresar a una Bundesliga más decadente que antaño. En el club de la 'Aspirina' coincidiría con los Paulo Sérgio, Ulf Kirsten, Andreas Thom o Rudi Völler. En su primera temporada, el Bayer consiguió un meritorio tercer lugar en la Bundesliga, sin embargo caían ante el SL Benfica en los cuartos de final de la Recopa de Europa. En la temporada 1994-95, el AC Parma terminaba con el sueño europeo del conjunto 'Die Werkself', al caer eliminados en las semifinales de la Copa de la UEFA. La siguiente temporada fue la peor de las tres en las que Schuster permaneció en la disciplina del Bayer, lastrado por las lesiones, apenas participó en 8 partidos de la Bundesliga y el equipo acabó en una decepcionante decimocuarta posición, salvándose matemáticamente del descenso en la última jornada.

Tras varios meses entrenando con el SBV Vitesse holandés y una minigira de prueba en China con los San José Clash de la recién creada Major League Soccer de los Estados unidos, decide acabar su carrera en el fútbol mexicano fichando por el Club Universidad Nacional en 1997. Su aportación no fue trascendental, Schuster no acaba de encontrar la forma y, poniendo como pretexto un dolor de muelas (detrás había una oferta para entrenar al SC Fortuna Köln), abandona a los 'Pumas de la UNAM' en mitad de la temporada después de 9 partidos en territorio azteca.

Internacional con la República Federal de Alemania, jugó con las selecciones sub-18 y sub-21. Debutó con la selección absoluta el 22 de mayo de 1979 ante la República de Irlanda en el Lansdowne Road Stadium de Dublín. Jugó la Eurocopa de Italia'80, en la que los alemanes se proclamaron campeones del torneo. Sus actuaciones en este campeonato le ayudaron a ganar el 'Balón de Plata', como segundo mejor jugador por detrás de Karl-Heinz Rummenigge. Jugó un total de 21 partidos con la camiseta de la Alemania Occidental. No pudo jugar el Mundial de España'82 al estar lesionado de gravedad, y un año más tarde, con sólo 24 años renunció a jugar con la 'Mannschaft' después de negarse (por el nacimiento de su primer hijo) a ir convocado a un partido amistoso ante Albania. La presión mediática y las malas relaciones con la Deutscher Fußball-Bund, el seleccionador Jupp Derwall y varios compañeros de selección, incluyendo a Uli Stielike y Paul Breitner, hacen el resto. El hecho de no haber jugado un Mundial en 19 años de carrera supone, según el propio Schuster, "una gran mancha en mi carrera deportiva".

Tras su retirada de los terrenos de juego, ese mismo año se sacó el carnet de entrenador y, al igual que en su carrera como jugador, el alemán comienza su andadura como técnico en Colonia (SC Fortuna Köln y 1.FC Köln), aunque muy pronto vuelve a España para dirigir al Xerez CD. Después de un breve paso por el FK Shakhtar Donetsk volvió a la liga española para ocupar el banquillo del Levante UD, conjunto con el que descendió de categoría. Las dos siguientes campañas entrenó al Getafe CF, logrando la mejor clasificación de la historia del club 'azulón' y el pase a la final de la Copa del Rey de 2007. Sus buenos resultados le abrieron las puertas del Real Madrid. Llegó al club 'blanco' como sustituto de Capello y, en su primera temporada, logró el título liguero. Durante su segunda temporada el equipo tuvo peores resultados en Liga, Copa y Liga de Campeones, ganando únicamente la Supercopa de España. En junio de 2011, Schuster emprende una nueva aventura en Turquía al hacerse cargo del Besiktas JK. Tras dos años alejado de los banquillos, el 14 de junio de 2013 es presentado como técnico del Málaga CF, pero el listón dejado por Pellegrini y el traspaso de jugadores clave como Isco, Joaquín o Toulalan, hacen que el conjunto 'blanquiazul' no pase de la undécima posición. El pasado año su nombre sonó como candidato al banquillo de la selección griega. Es un gran aficionado al golf y al hockey-hielo, deportes que práctica cuando tiene oportunidad. Además, ha colaborado como comentarista en distintos medios, tanto españoles como alemanes. Le hemos podido ver comentando los partidos de la Europa League en el canal alemán RAN y de la Bundesliga en Liga Total, canal de  Deutsche Telekom. También colabora con el programa Radioestadio de Onda Cero.

11 abril 2017

La maldición de las 'Águilas Verdes'

En 1996 la selección nigeriana se hacía contra todo pronóstico con la medalla de oro en las Olimpiadas de Atlanta. Tras semejante hazaña todos los analistas mundiales coincidían en señalar a aquel grupo de jóvenes jugadores, comandados por el holandés Jo Bonfrere, como firmes candidatos a hacer grandes cosas en el fútbol mundial. Algunos incluso situaban a Nigeria como una de las firmes candidatas para hacerse con el Mundial que se disputaría dos años después en Francia. Sin embargo, tras aquella cita comenzó la 'maldición' de aquel grupo y vieron como las esperanzas de conquistar un campeonato intercontinental comenzaron a disiparse. 

La estrella indiscutible de aquel grupo de jugadores era Nwankwo Kanu. Él fue el primero en sufrir 'la maldición de las Águilas Verdes'. Tras su brillante actuación en Atlanta, muchos hablaron de él como un jugador a la altura de Ronaldo, quien por entonces era el mejor del mundo. No les faltaban razones, Kanu era un delantero atípico, con un físico extraño, pero capaz de hacer cosas que estaban al alcance de muy pocos. El Inter de Milán lo fichó tras su gran actuación en los Juegos Olímpicos, sin embargo, los médicos del Inter detectaron que una de sus válvulas coronarias no se cerraba completamente y fueron claros: debía dejar el fútbol profesional. A pesar de ese primer diagnostico luchó por seguir jugando. En noviembre de 1996, sólo tres meses después de tocar el cielo con su selección, Kanu se sometía a una operación a corazón abierto en EE.UU. La válvula enferma fue sustituida por una artificial. Eso garantizaba que seguiría viviendo, pero no jugando. Sólo su fe, y la del médico que le operó, hizo que en abril de 1997 regresara a los terrenos de juego. Con todo, y a pesar del final feliz de la historia, Kanu nunca volvió a ser el mismo y aquellos meses inactivos dejaron factura en su juego y, sobre todo, en su progresión.

El siguiente afectado fue Joseph Dosu, el portero titular de aquel equipo, un excelente guardameta de corte africano que estaba llamado a ser el portero titular de Nigeria en la siguiente década. Era el único jugador del plantel titular que aún jugaba en un equipo nigeriano y tras el torneo Olímpico fichó por la Reggiana de la Serie A. En enero de 1997, tras disputar su tercer partido con la selección absoluta de Nigeria, sufrió un terrible accidente de coche en Lagos que casi le deja en una silla de ruedas. Tras una dura rehabilitación consiguió volver a andar, pero tuvo que dejar definitivamente el fútbol a la edad de veintitrés años. 

Tras la retirada de Dosu, la portería nigeriana quedó huérfana, y se mantuvo así hasta la aparición de Vincent Enyeama, primer portero de calidad que Nigeria ha tenido en la última década. De hecho, quizás esa fuera la mayor razón del estrepitoso fracaso de las 'Águilas Verdes' en Francia'98. A aquella cita no sólo faltó Dosu, sino que su sustituto Ike Shorunmu, se rompió el brazo semanas antes de la cita mundialista. Esto hizo que Bora Milutinovic decidiera convocar a Peter Rufai, quien con 35 años apenas jugaba en el Deportivo de La Coruña. El resultado: Nigeria jugó todo un Mundial sin un portero de garantías, de lo que se aprovecharon bien los daneses en los octavos de final. 

La siguiente 'víctima' fue Emmanuel Amunike, autor del gol del triunfo en la final ante Argentina. Bobby Robson, quien sufrió sus internadas por la banda izquierda cuando dirigía al Oporto y Amunike jugaba en el Sporting de Portugal, quiso ficharlo para el Barcelona, pero el nigeriano no pasó las pruebas médicas. Finalmente terminó fichando por el club 'culé' en el mercado invernal pero en septiembre de 1997 sufrió una lesión de rodilla de la que nunca se recuperaría completamente. Más de diez operaciones sufrió el extremo zurdo, hasta poder volver a jugar al fútbol. Tras su paso por el Barcelona fichó por el Albacete Balompié de la Segunda División, donde sus primeros partidos parecían dar a entender que pronto recuperaría su nivel. Sin embargo, en su primer partido oficial con la selección nigeriana tras la lesión, se rompió el talón de aquiles. Amunike nunca se recuperó totalmente, y se retiró en 2004 tras jugar una temporada en Jordania.

Pero hay más. Una de las mayores sorpresas de aquel equipo era Tijani Babangida, en aquel entonces extremo diestro del Roda holandés. Tras los Juegos, el AFC Ajax se fijó en él para sustituir al también nigeriano Finidi George, traspasado al Real Betis. Comenzó fantásticamente en el Ajax, donde sus velocísimas internadas por la banda eran celebradas por la afición 'ajacied'. Pero en julio de 1998 cayó enfermo de malaria en un viaje a Nigeria. Esta enfermedad sesgó su carrera. Ese año prácticamente desapareció de las alineaciones del Ajax y, tras varias cesiones, en las que no consiguió remontar su nivel de juego, se desvinculó del equipo de Ámsterdam para acabar jugando en el Changchun Yatai de la liga china, donde colgó las botas en 2004. 

Otro caso a reseñar es el de Emmanuel Hyacinth Babayaro, portero suplente de aquel equipo y hermano mayor de Celestine, ex jugador de Chelsea y Newcastle. En el verano de 1996, fichó por el Besiktas turco y, tras dos temporadas sin jugar y probar, sin suerte, en el Motherwell escocés, dejó el fútbol para dedicarse al cine. En 2005 estrenó 'Growing Up', su primera película, en la que también tiene un papel como actor y en la que hacen cameos otros jugadores como Osaze Odemwingie, Christian Obodo y Obafemi Martins. En 2010 hizo su incursión en el mundo de la música grabando los singles '9Ja Area' y 'My Party'. También sigue ligado al fútbol y en noviembre de 2015 fue nombrado Manager General del Kaduna United FC, club de la ciudad natal de los hermanos Babayaro.

Otro que sufrió la 'maldición' fue Daniel Amokachi. Delantero rápido y potente, era un fijo en el ataque de las 'Águilas Verdes', generalmente junto con Victor Ikpeba. Llegó a Atlanta como uno de los tres jugadores mayores de 23 años que se permitían convocar y tras la cita Olímpica pasó del Everton al Besiktas, donde, tras un comienzo fulgurante, su estrella fue apagándose por culpa de las lesiones. Dos años después llegaba al Mundial de Francia más como líder de vestuario que por sus posibilidades de jugar. Tan sólo jugó 67 minutos en el segundo partido frente a Bulgaria, pero no pudo volver a hacerlo. Tras la temporada 1998-99 el Besiktas decidió rescindir su contrato debido a las continuas lesiones que sufría. Tras su paso por el equipo turco, Amokachi, que entonces tenía solo 27 años, no consiguió en ningún momento relanzar su carrera. Sus rodillas estaban destrozadas. Lo intentó en el Creteil francés y en los Colorado Rapids de la MLS, con los que ni siquiera llegó a jugar en partido oficial. Sus últimos destinos fueron un equipo de la segunda división de los Emiratos Árabes y un regreso fugaz a la liga nigeriana con el Nasarawa United. 

También Victor Ikpeba vio, cómo tras la muerte del dictador Sani Abacha en junio de 1998, y posicionarse a favor de la democracia en su país, fue desapareciendo gradualmente de las alineaciones de las 'Águilas Verdes'. Tras seis magníficos años en el Mónaco, fracasó en sus aventuras en el Borussia Dortmund y Real Betis, donde solo jugó tres partidos. Después de jugar en Arabia Saudita con el Al-Ittihad, intentó recuperar su carrera en la temporada 2003-04 en el Charleroi belga, pero sin suerte, y finalmente se retiró de los terrenos de juego en 2005 en las filas del Al-Sadd catarí.

Del resto, qué decir. Exceptuando a Sunday Oliseh, Taribo West, Jay-Jay Okocha, Celestine Babayaro, Uche Okechukwu (capitán nigeriano que jugó nueve años en el Fenerbahçe), Garba Lawal y Wilson Oruma, que si tuvieron carreras largas en equipos europeos (algunos de primer nivel), el resto, ninguno consiguió una gran trayectoria deportiva. La mayoría dedicó los siguientes años a jugar en equipos de segunda fila, y poco a poco fueron desapareciendo del mapa futbolístico. Es el caso de Kingsley Obiekwu, Teslim Fatusi, Mobi Oparaku o Abiodun Obafemi.

01 abril 2017

La camiseta 'maldita' del Deportivo

Hoy recordamos la inusual camiseta que exhibió el Deportivo en 2003, a la que los hinchas tildarían como la camiseta de la 'mala suerte'. El estreno de la misma se produjo en Mónaco, donde el 'Depor' cosechó su mayor derrota en una competición europea. Un resultado que hizo que técnicos y jugadores de aquel mítico equipo recelaran de volver a utilizarla nunca más.

El Deportivo de La Coruña vivía sus años más felices. Después de las Copas del Rey de la 1994-95 y 2001-02, las Supercopas de 1995, 2000 y 2002, y de haber logrado, al fin, el título de liga en la temporada 1999-00, el conjunto de Jabo Irureta se mostraba firme en su asalto a la Copa de Europa. Para aquella temporada 2003-04 el conjunto gallego vestía con la habitual camiseta 'blanquiazul' introduciendo una ancha franja azul horizontal en el pecho desde la que partían las tradicionales franjas verticales azules y blancas. Dentro del plan de expansión del club, el departamento de marketing de la marca toledana Joma había creado una peculiar e innovadora camiseta tricolor (naranja, con una franja central blanca y con el lado derecho en color azul) para lucir como segunda equipación en la Liga de Campeones, competición para la que se habían clasificado después de eliminar al Rosenborg noruego en la ronda previa disputada en el mes de agosto.

Después de realizar una brillante primera vuelta en el Grupo C, con dos victorias (frente a PSV Eindhoven y AS Monaco) y un empate ante el AEK de Atenas, el conjunto gallego llegaba al Principado de Mónaco en el primer puesto y con posibilidades de sellar su pase a los octavos de final. La marcha del equipo era muy positiva, se estaba jugando bien y nada hacía presagiar lo que iba a pasar en la noche del 5 de noviembre de 2003 en el Stade Louis II. El Deportivo saltó al campo estrenando la segunda equipación y antes de que los espectadores ocupasen sus asientos ya estaban por debajo en el marcador. A los once minutos la defensa saltaba nuevamente por los aires. Un fallo de marcaje en un córner y una jugada de patio de colegio llevaban un contundente 4-0 al marcador cuando tan sólo se había jugado la primera media hora de partido. Un ataque de rabia permitió al Deportivo anotar dos goles y meter el miedo en el cuerpo al conjunto monegasco, hasta que los hombres de Didier Deschamps marcaban el quinto gol cuando finalizaba la primera mitad.

Pero si el primer tiempo fue un esperpento, el segundo no lo fue menos. En la reanudación Irureta hacía dos cambios: metía a Munitis y al portero suplente Munúa, este último en reemplazo de Molina que se retiraba con un dolor estomacal (que ya venía arrastrando desde algunas horas antes del encuentro) y cinco goles en su cuenta. No obstante nada cambiaría, los fallos y los goles se sucedían y el partido finalizaba con un escandaloso 8-3. La mayor goleada, hasta la fecha, que el Deportivo ha recibido en Europa, además de ser una de las mayores goleadas en la historia de la Liga de Campeones. Un resultado que dejó tocado al equipo, que tuvo que sufrir hasta el último momento para clasificarse para los octavos de final ya que ganó, nuevamente, al AEK, pero perdió 3-2 en la última jornada con el PSV en el Philips Stadion, clasificándose por el gol average particular con el conjunto holandés.

Después de la peor noche que pasó en el banquillo del conjunto 'herculino', el técnico irundarra (que siempre fue un hombre supersticioso) decidió, contando con el beneplácito de sus jugadores, que aquella camiseta tricolor se guardaría en el baúl de los malos recuerdos. Y efectivamente, la prenda cayó en el destierro y no se volvió a vestir. A partir de aquel momento el conjunto coruñés utilizó como segunda equipación la que esa misma temporada estaba vistiendo como visitante en Liga y que ya había utilizado en la ronda previa ante el Rosenborg BK. Una equipación completamente roja con algunos detalles en blanco. Casualidad o no, el Deportivo alcanzó, esa misma temporada, las semifinales de la competición (donde cayeron ante el Oporto de Mourinho), eliminando a la Juventus en octavos de final y al AC Milan en cuartos, siendo la remontada frente al equipo 'rossonero' uno de los partidos más recordados por la hinchada de Riazor.