25 diciembre 2010

EQUIPOS DE LEYENDA: El São Paulo de Telê Santana

En primeros años de la década de los 90, el São Paulo de Telê Santana ganó todo lo que había que ganar. Este increíble ciclo de buen fútbol, fue la conjunción de armonía, juego colectivo y generosas individualidades. Todo esto, sumado a una efectividad muy particular, que le proporcionó al equipo paulista el rótulo de acaparador de títulos. Telê Santana fue técnico de Brasil en los Mundiales de España’82 y México’86, precursor del llamado 'jogo bonito' y abanderado en el São Paulo, fue, además, descubridor de grandes nombres como Zico, Sócrates, Raí, Junior, Careca y Falcão.

El 'Profesor' Telê Santana es, para millones de brasileños, el técnico que resucitó el fútbol
ofensivo brasileño, marca registrada del país, aquel que enamoró en el 70 y en el 82. Lo más sonado en su carrera fueron los fracasos con la 'seleção', eliminados en España’82 y en México’86. Sin embargo, sería injusto resumir su carrera como técnico quedándonos solo con el fracaso que sufrió la 'canarinha', puesto que lo que hizo con el São Paulo se puede calificar como milagroso.

Llegó al club paulista en octubre de 1990 y en poco tiempo se percató de que allí encontraría las condiciones necesarias para demostrar su talento como técnico y para triunfar. En São Paulo tuvo tiempo y gozó de tranquilidad. Basaba su juego en el tradicional 4-4-2, en donde destacan los desdoblamientos y llegada de los laterales a la portería rival, y los cuatro hombres del mediocampo, que formaban un cuadrado (dos hombres de marca y otros dos medias puntas)... y muy pronto comenzaron a llegar los resultados.

Ya en 1991 conquistó los dos principales campeonatos del país en una temporada, el Paulista y el Brasileirão, gracias a un estilo de fútbol ofensivo, veloz, de rotación permanente y con la gran concentración mental de todos sus hombres.

En 1992 la magistral dirección técnica de Telê Santana lleva al São Paulo a la conquista de
grandes éxitos, el conjunto del 'Profesor' conquista su primera Copa Libertadores. La gran final la disputó con el Newell’s Old Boys de Marcelo Bielsa y la suerte de los tiros desde el punto de penalti le dieron su primer título. A finales de ese año, en la Copa Intercontinental, se enfrentó al Barcelona de Cruyff y ratificó todos sus meritos derrotándolo 2-1.

Un año después ratificaron su dominio coronándose Bicampeones de América, imponiéndose en la final a la Universidad Católica de Chile, a la cual vencieron 5-1 en la ida y cayeron 0-2 en el partido de regreso en Santiago. Una vez en Tokio, fue el poderoso Milan de Capello el que sucumbió en un emocionante partido que se definió faltando cuatro minutos para el epílogo por 3-2.

En la Supercopa del 93, Flamengo y São Paulo llegaron a la final. Ambos partidos terminaron
igualados 2-2 y fue necesario llegar a los penaltis, donde el equipo Paulista, una vez más volvió a levantar otro trofeo continental. Un año más tarde, el equipo de Santana volvió a deslumbrar a América y llegó hasta su tercera final consecutiva de la Libertadores, pero en esta ocasión sucumbieron ante el Vélez Sarsfield de Carlos Bianchi.

Parte del plantel que pasó a la historia es el formado por Raí, Zetti, Ronaldão, Ricardo Rocha, André, Dinho, Cafú, Leonardo, Ronaldo Luiz, Toninho Cerezo, Müller, Gilmar, Adílson, Pintado, Palinha, Doriva, Válber, André, Iván, Antonio Carlos y Elivelton entre otros.

Su trabajo con São Paulo fue excelente, sacó una legión de promesas de la cantera lanzándolos al estrellato y a la selección brasileña. Dirigió al conjunto paulista en 372 partidos y le dio 2 Campeonatos Paulistas (1991-1992), 1 Campeonato Brasileño de Serie A (1991), 2 Copas Libertadores (1992-1993), 2 Copas Intercontinentales (1992-1993), 2 Recopas Sudamericanas (1993-1994), 1 Supercopa Sudamericana (1993) y 1 Copa Conmebol (1994).

En 1995 abandonó la disciplina del São Paulo y tras su brillante carrera y una temporada como manager general del Palmeiras, tuvo que retirarse por problemas de salud. Su fallecimiento el 21 de abril de 2006 fue una noticia triste para el fútbol, aquel día 'O Globo' titulaba en su portada: "la muerte del técnico deja un vacío en un país donde no ganar la Copa del Mundo es sinónimo de perdedor".

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