España se ha marchado de la cita olímpica de Londres sin marcar ni un solo gol. Suiza (subcampeona de Europa sub-21) tan solo sacó un empate ante Gabón. Y Bielorrusia (tercera en el pasado europeo sub-21) ha sido goleada por brasileños y egipcios, componiendo la escena del fracaso del fútbol europeo en los presentes Juegos Olímpicos. Tan solo el combinado británico, que llegaba al torneo como anfitrión y en unas condiciones muy diferentes al resto de representantes del Viejo Continente ha ofrecido un buen rendimiento durante el torneo futbolístico. El resto han fracasado de manera estrepitosa, especialmente en el caso español.
Los chavales de Luis Milla llegaban a Londres como una garantía de medalla para el deporte español. Después de haber arrasado en categorías inferiores y lograr el billete a Londres tras ganar el Europeo sub-21 del pasado año con una solvencia casi insultante. España era, junto a Brasil, la gran favorita para colgarse el oro en la capital inglesa el próximo sábado 11 de agosto. Sin embargo, la selección española nunca llegó a despegar. La ayuda de jugadores contrastados como Javi Martínez, Juan Mata o Jordi Alba, recientes campeones de la Eurocopa, no fue suficiente para contrarrestar la ausencia de Thiago Alcántara, y el equipo no funcionó.
El estreno con derrota frente a Japón (0-1) se consideró un accidente. Después se perdería por idéntico resultado ante Honduras confirmando la eliminación en apenas dos jornadas, pero se achacó a la mala suerte. El tercer y último partido ante Marruecos, aunque inútil, se le consideraba como el de la reivindicación de una selección todavía considerada potente, pero se volvió a fallar, empate sin goles y España se marcha de Londres con un balance de un solo punto y cero goles. Muchas pueden ser las causas de este mayúsculo fracaso. Se habla del arbitraje, para mí no, pese al clamoroso penalti, no señalado, sobre Rodrigo. Se habla de mala suerte. Tampoco. Es cierto que se hicieron 24 disparos a puerta, 3 palos, etc... pero algunos de los fallos fueron fruto de la inoperancia de los rematadores españoles más que de la propia mala fortuna. Se habla de exceso de confianza. Puede ser. Se critica mucho a Milla por no poner de titular a Ander Herrera, pero el jugador del Athletic no estaba para jugar los 90 minutos de un partido, ya que ha venido arrastrando (desde el final de la temporada) una molesta lesión de pubis. Lo cierto es que esta selección acudió a los Juegos corta de preparación. Realizó una pre-temporada de tan solo quince días y llegó baja de forma a tierras inglesas. Debió comenzar a trabajar dos semanas antes y todo se planificó mal.
Algo parecido, aunque menos llamativo, le ha sucedido a Suiza. Los suizos representan la nueva ola en el fútbol europeo. Han trabajado muy bien desde categorías inferiores, sabiendo acoger a refugiados de los balcanes, y su cantera es la envidia del continente. Tras brillar en el Europeo de 2011, estos Juegos Olímpicos debían de ser su confirmación, pero vivió un caso similar al de España. Nunca lograron recuperarse de la ausencia de sus máximos exponentes (Yann Sommer, Xherdan Shaqiri, Granit Xhaka, o Fabian Lustenberger) y el equipo no despegó. Empató ante Gabón (1-1), perdió contra Corea del Sur (2-1) y cayó ante México (1-0), cerrando un balance de un punto, cero triunfos y un escándalo, el de Michel Morganella, que fue expulsado de los Juegos Olímpicos por publicar en su twitter un mensaje discriminatorio contra el equipo surcoreano.
Tampoco Bielorrusia ha logrado dar la talla. La evolución del nuevo fútbol bielorruso les llevó hasta conseguir la tercera plaza en el Europeo sub-21 y así el billete a Londres 2012, donde también falló. La diferencia con los casos de Suiza y España, es que los hombres de Georgy Kondratyev no eran favoritos en su grupo, ni candidatos a medalla. Se tomaron el torneo en serio, nacionalizando a jugadores como el brasileño del BATE Borisov, Renan Bressan, y ofrecieron una buena imagen ante Nueva Zelanda (1-0), pero las contundentes derrotas ante Brasil y Egipto (ambas por 3-1) les dejaron fuera del campeonato olímpico en la primera fase.
De este modo, tres de los cuatro representes europeos en los Juegos Olímpicos de Londres 2012 se han marchado en la primera fase y dando una imagen más que lamentable. La única excepción ha sido la de Gran Bretaña que cayó ayer mismo en la tanda de penaltis de los cuartos de final ante Corea del Sur. Pero se trata de una excepción, ya que tanto Inglaterra como Gales, países que han conformado el combinado británico en esta Olimpiada, compiten por separado en torneos FIFA o UEFA, por lo que la cita londinense representaba una ocasión única para jugar unificados. Además su condición de anfitriones y la situación de algunos jugadores galeses como Ryan Giggs, Craig Ballamy o Aaron Ramsey, que pensaban que jamás disputarían un torneo internacional, aportaba un grado de motivación extra.
Sin embargo, el fracaso europeo en el torneo olímpico no es una excepción de este año. Desde 1992, que el campeonato se disputa con el actual formato (permitiendo únicamente la participación de jugadores sub-23 con las conocidas tres excepciones) los representantes europeos han fracasado reiteradamente, salvo en la cita de Barcelona. Los datos históricos en ese sentido son abrumadores y dejan claro que algo falla en las selecciones del Viejo Continente a la hora de preparar o encarar unos Juegos Olímpicos. Sería complicado establecer unas causas exactas sobre esta tendencia al fracaso de los combinados europeos y varían en función del contexto de cada torneo en sí mismo. Yo, principalmente, lo achaco al sobrecargado calendario europeo. Jugadores como Mata, Javi Martínez, Jordi Alba o Iker Muniain, puntales para Milla, llegaron a Londres 2012 sin haber tenido oportunidad para descansar desde que arrancara la temporada en agosto de 2011. Casi doce meses de competición continuada, lo que supone un auténtico 'maratón' futbolístico y un nivel de exigencia difícilmente asumible. Razones que los actuales rectores del fútbol europeo deberían analizar conjuntamente con la FIFA para evitar un nuevo fracaso en Río 2014.
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