El fútbol mexicano vive un gran momento, está de moda y el oro conquistado recientemente en los Juegos Olímpicos de Londres abre el camino a nuevos logros en otras categorías. Y es que México lo tiene todo, grandes jugadores, buenos técnicos, cultura de fútbol, una liga que va en constante ascenso, jugadores brillando en Europa y logros como el entorchado olímpico que sirven de estímulo para futuros torneos.
En el último año la selección azteca ha ganado tres torneos importantes como son el Mundial sub-17 (segundo tras el que ya ganaran en Perú Giovani dos Santos o Carlos Vela en 2005); la Copa de Oro de la CONCACAF, lograda en la final disputada en el Rose Bowl de Pasadena; y ahora la medalla de oro en los Juegos Olímpicos tras derrotar a Brasil en la final. A esas conquistas podemos sumar el prestigioso torneo Esperanzas de Toulon, los Juegos Panamericanos de Guadalajara, el Torneo Golden Talent conquistado en Holanda por la sub-15, y el tercer lugar en el Mundial sub-20 de Colombia, que han consolidado al 'Tri' como una de las potencias futbolísticas a nivel juvenil. Tan sólo la pasada edición de la Copa América (con escándalo incluido por indisciplina en un hotel de Quito) supuso un borrón en un año para el recuerdo, pero con la salvedad que México envió a Argentina un equipo sub-22.
Parte del logro de esta nueva generación es una respuesta al esfuerzo de los equipos por fortalecer sus divisiones inferiores. Los clubes trabajan cada día mejor en el desarrollo y formación. Pero además del talento del jugador mexicano y de los cuerpos técnicos hay que destacar el cambio de mentalidad. Hace tiempo que se dejaron atrás los viejos complejos, y ahora tratan a cualquier rival de tú a tú. Los jóvenes jugadores mexicanos miran ahora hacia el futuro con más optimismo. Tienen ambición y una fortaleza mental evidente. Ahora aspiran a jugar en Europa (Guillermo Ochoa - Ajaccio, Francisco Rodríguez - Stuttgart, Héctor Moreno - Espanyol, Andrés Guardado - Valencia, Giovani dos Santos - Tottenham, Jonathan dos Santos - Barcelona, Carlos Vela - Arsenal, o el Chicharito Hernández - Manchester United), y piensan en competir al máximo nivel.
También este cambio de mentalidad ha llegado a las directivas, que son cada vez menos protagonistas y están más preocupadas por trazar objetivos y cumplirlos. Claro ejemplo es Jesús Martínez, director general del grupo Pachuca, que pasó, en menos de 10 años, de ser un humilde club de fútbol a una poderosa empresa que se ha convertido en un estándar y un ejemplo a seguir en la industria latinoamericana del fútbol y, por qué no decirlo, del entretenimiento.
"El título olímpico nos hace ver con optimismo el futuro", declaraba el técnico Luis Fernando Tena. Pero las palabras las tendrán que plasmar en el terreno de juego con nuevos desafíos, comenzando por la clasificación para el Mundial de Brasil en 2014, algo accesible para un elenco con magia y explosión, experiencia y espíritu de gloria.
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