En el Mundial de Italia'90, la selección de Corea del Sur contaba con un grupo de futbolistas toscos y elementales, donde aparentemente sólo destacaba la figura de Kim Joo-Sung, elegido durante tres años consecutivos (1989, 1990, 1991) como el futbolista más destacado de su continente. Pero en el que nadie se percató fue en el delantero surcoreano Lee Tae–Ho, jugador al que le faltaba el ojo izquierdo y que en su lugar tenía un ojo de cristal.
Pero Lee Tae-Ho, no era un jugador desconocido en el fútbol asiático ni mucho menos, ya que tuvo una dilatada carrera con el Daewoo Royals FC, su club de toda la vida (con el que ganó los títulos ligueros de 1984, 1987 y 1991), además de con el combinado surcoreano, con el que marcó 27 goles en 72 encuentros oficiales, disputando el Mundial sub-20 de 1979, jugado en Japón; los Juegos Olímpicos de Seúl'88; las Copas de Asia de Kuwait'80, Singapur'84 y Qatar'88 (donde 'los Tigres de Asia' quedaron subcampeones al perder con Arabia Saudita en la tanda de penaltis); y los Mundiales de México'86 e Italia'90.
Pero su auténtica historia no comenzó hasta 1988, en un partido de la Korean Super League que Tae-Ho disputaba con su equipo (actual Busan IPark FC). Corría el segundo tiempo cuando un compañero le envió un balón alto que él intentó controlar con la cabeza. Un defensa rival no vio acercarse al delantero y levantó su pie hasta impactar violentamente en el rostro de Lee, enviándolo directamente al hospital. Con 27 años, el delantero surcoreano había perdido la visión en su ojo izquierdo y, un mes más tarde, los médicos le intervenían nuevamente para retirar el globo ocular y reemplazarlo por un ojo de cristal.
Pese a que en un principio pudiera parecer que la carrera de Tae-Ho había llegado a su fin, pronto comenzó a entrenarse con su equipo y ese mismo año el seleccionador Lee Hoe-Taek lo incluyó en la convocatoria para jugar la Copa de Asia de 1988. Además, en 1990, Hoe-Taek lo incluyó en la lista de 22 jugadores para afrontar el Mundial de Italia.
Aquel 12 de junio de 1990, en el Stadio Marc'Antonio Bentegodi de Verona, Lee Tae-Ho hacía historia cuando en el minuto 62 sustituyó a su compañero Noh Soo-Jin en el primer partido contra la selección belga. De esta manera, el jugador surcoreano pasaba a ser el primer jugador con una mutilación facial en disputar un Mundial, y el segundo con una tara física, después del uruguayo Héctor 'El Divino Manco' Castro (campeón con Uruguay en 1930).
Poco después anunció su retirada de la selección y, tras su salida definitiva de los terrenos de juego en 1992, se sacó el título de entrenador y, en 1995, comenzó su carrera en los banquillos, habiendo entrenado, hasta el momento, a la Dong-eui University (en dos ocasiones), Daejeon Citizen FC (también en dos ocasiones), Shinhan High School, Manang Marshyangdi Club (de Nepal) y a la selección de China Taipéi (adscrita a la FIFA desde 1954 bajo el nombre de Taiwán).
Excelente demostrando valentia y pasion por el futbol. Digno de admiracion
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