02 julio 2014

DE GUANTE BLANCO: Carlos Roa

Si hay una carrera profesional que ha sufrido vuelcos inesperados en la historia del fútbol, esa es la de nuestro protagonista de hoy: paludismo, triunfos deportivos, un año sabático dedicado a la religión y un tumor testicular. Conocido como 'El Lechuga' debido a que no come carnes rojas, Carlos Roa era un portero típico de la escuela argentina, con un estilo ortodoxo pero efectivo. Destacaba por sus grandes reflejos, tenía una gran colocación bajo palos y no se arrugaba en las salidas. Era un especialista parando penaltis, pero sobre todo se le recuerda por abandonar la práctica del fútbol profesional en el punto más alto de su carrera.

Carlos Ángel Roa nació el 15 de agosto de 1969 en Santa Fe (Argentina). Comenzó su carrera en el CA Gimnasia y Esgrima de su ciudad natal, conocido popularmente como Gimnasia de Ciudadela. Jugaba como delantero, pero pronto retrasó su posición hasta la portería, donde comenzó a destacar, llamando la atención de los ojeadores del Racing Club que lo incorporaron a las inferiores de 'La Academia'. Debutó, de la mano de Alfio Basile, en la Primera división argentina el 6 de noviembre de 1988 ante el River Plate, debido a la expulsión de Ubaldo Matildo Fillol. En 1990 sufrió su primer problema grave de salud, cuando se infectó de malaria durante una gira de verano en África. "Allá me agarró el mosquito... Me picaron millones, como a todos, pero me agarré yo la enfermedad. Llegué acá y volaba de fiebre. Te ataca la sangre y se aloja en el hígado, en los vasos. A mí me agarró el más fuerte, el más complicado. Me salvaba o me moría". Roa tardó más de un mes en abandonar el hospital. "El peor momento fue cuando mis padres no lograban en Argentina los tipos de quinina que podían aniquilar el parásito Plasmodium". Toda la delegación de Racing había tomado los medicamentos necesarios para viajar. Todos menos Roa, que por pertenecer a la Iglesia Adventista se habría negado. Meses después de aquel episodio, Roa volvió a jugar y negó que la religión hubiese tenido que ver, contradiciendo al Presidente Juan Destéfano e incluso a su propia madre. 

Tras perder la titularidad en favor de Nacho González, en 1994 fue traspasado al CA Lanús. Allí coincide con Héctor Cúper y vive los años dorados del club, en los que el equipo 'granate' peleó por la liga. 1996 se convertiría en uno de los años más importantes en la historia del club, Lanús afronta simultáneamente el Torneo Apertura y la Copa Conmebol. En el ámbito local, repite la tercera posición en la liga argentina, logrando importantes triunfos contra Boca, San Lorenzo y River. Además para coronar un gran año, el 4 de diciembre se proclama campeón de la Copa Conmebol (torneo precursor de la actual Copa Sudamericana) al derrotar al Santa Fe colombiano, logrando su primer título internacional. La temporada siguiente, en el Torneo Clausura de 1997, marcó su primer gol ante Vélez Sársfield. Fue de penalti, ya que el lanzador habitual, Óscar Mena, había fallado uno en el primer minuto de juego. Curiosamente el gol se lo metió a Chilavert, portero famoso por su faceta goleadora.

Tras tres temporadas y 107 partidos con Lanús, el técnico Héctor Cúper se lo llevó con él (junto a Óscar Mena) a España para jugar en el RCD Mallorca, donde vivió la mejor etapa en la historia del club balear. En su primera temporada en el equipo 'bermellón', finalizaron quintos en la Liga. Además disputaron la final de la Copa del Rey contra el FC Barcelona de Louis Van Gaal. El título se decidió en la tanda de penaltis y aunque Roa detuvo hasta tres lanzamientos (Rivaldo, Celades y Figo) y anotó uno, finalmente los 'azulgranas' se llevaron la Copa. La siguiente temporada, el Mallorca incorporaba a los también argentinos Leo Biagini, Gustavo Siviero y Ariel Ibagaza (estos dos últimos compañeros de Mena y Roa en Lanús). Comenzaban conquistando el primer título oficial de la historia del club, la Supercopa de España (ante el FC Barcelona), además de proclamarse subcampeones de la Recopa de Europa, al perder ante la SS Lazio de Sven-Göran Eriksson. En la Liga, el Mallorca terminó la temporada 1998-99 en tercera posición, la mejor clasificación de su historia y Roa ganó el 'Trofeo Zamora', galardón al portero menos goleado de la competición española.

Mallorca comenzaba a quedarse pequeño, y por él comenzaron a preguntar los mejores equipos de Europa. Se rumoreó que el Manchester United llegó a ofrecerle un astronómico contrato por convertirlo en el sustituto de Schmeichel. Pero Roa ya había tomado la decisión de retirarse a los 29 años y convertirse en pastor de la Iglesia Adventista del Séptimo día, en el mejor momento de su carrera. Renunciaba a una oferta millonaria, puesto que "hay cosas más importantes que el dinero", al fútbol profesional, al prestigio y al reconocimiento que obtendría en la Premier League y en la Selección y regresaba a su país para dedicarse plenamente a su Iglesia. Sin embargo, en abril de 2000, sólo nueve meses después, Roa anunciaba su regreso al fútbol profesional, poniendo como condición que no disputaría partidos los sábados. "En mi religión, la Adventista, el sábado se dedica a ayudar a los demás, visitar colegios, enfermos...". El Mallorca le obligó a cumplir los dos años de contrato que tenía pendientes, pero nunca recuperó la forma y fue relegado al banquillo como suplente de sus compatriotas Germán Burgos y Leo Franco.

Tras expirar su contrato, en el verano de 2002, César Ferrando lo ficha para jugar con el Albacete Balompié de la Segunda División española. Allí recuperó la titularidad y logró el ascenso a Primera División con el conjunto 'manchego'. Todo parecía ir perfectamente, hasta que a principios de 2004 un tumor testicular lo forzó a abandonar nuevamente los terrenos de juego. Tras la operación tuvo que pasar un año entero con quimioterapia y rehabilitación. El tratamiento médico parecía finalizar con la carrera de Roa, pero en ese período se entrenó en equipos de la Tercera División española, como el CD Constancia de Inca y el Atlético Baleares, antes de retornar a tierras argentinas. "Hice una pretemporada en Córdoba. Todos se quedaron sorprendidos porque me preparé muy duro. No medí las consecuencias lógicas de ocho meses enfermo, con las defensas tan bajas y toda esa historia. Los doctores casi me matan cuando se enteraron que exigí muchísimo el cuerpo".

Tras superar el cáncer, fichó por el Club Olimpo de Bahía Blanca de la Primera División argentina. "La única persona que confió en mí, pese a mi inactividad, fue Jorge Ledo, el presidente de Olimpo. Nunca pensé que iba a volver a jugar en Argentina". Con el conjunto 'aurinegro' jugó el Torneo Apertura de 2005 y el Clausura de 2006, para abandonar, definitivamente, el fútbol al finalizar ese campaña, que se saldó con el descenso a la Primera B Nacional, después de jugarse la promoción ante el CA Belgrano de Córdoba.

Internacional por Argentina, defendió la portería 'albiceleste' en 17 ocasiones. Debutó el 30 de abril de 1997 ante Ecuador en el Monumental de Buenos Aires, partido correspondiente a la clasificación de la zona Conmebol para el Mundial de 1998. Participó en la Copa America de Bolivia'97 donde los pupilos de Daniel Passarella cayeron en los cuartos de final ante Perú. Un año después disputó el Mundial de Francia'98, donde fue titular indiscutible, siendo el héroe de los octavos de final al detener dos penaltis a Inglaterra, uno de ellos (el definitivo) a David Batty.

Tras su retirada de los terrenos de juego se sacó el título de entrenador. En 2008 se incorporó al CA Brown de San Vicente como entrenador de porteros. Posteriormente, en 2010, fue ayudante de Adrián Gorostidi en el CS Sportivo Ben Hur de Rafaela. Desde junio de 2011 a finales de 2012 estuvo en el cuerpo técnico de Matías Almeyda en el River Plate, afrontando el torneo de Primera B Nacional en el cual el conjunto 'millonario' se proclamó campeón y regresó a la Primera División del fútbol argentino. Actualmente, es entrenador de porteros del CA Banfield.

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