Sin duda alguna uno de los focos de interés de esta próxima temporada será el AS Monaco FC. El equipo, propiedad del magnate ruso Dmitry Rybolovlev, ha invertido durante este verano una cantidad importante de dinero y ha conseguido que pocos se acuerden ya de que hace unos meses disputaba partidos en la Ligue 2, la segunda división del fútbol francés, después de un descenso dramático que ensució su gran historia en el fútbol durante los últimos veinte años, no en vano guarda en su palmarés siete ligas, cinco Copas de Francia y una Copa de la Liga. Además pudo soñar con optar a un título europeo llegando a la final de la Recopa de Europa en la temporada 1991-92 y a la final de la Champions League en la 2003-04,
Todo este dinero con el que se pretende reverdecer el esplendor del equipo 'Rouge et Blanc' proviene de la exitosa carrera de un ciudadano ruso, hijo de médicos y cardiólogo de profesión, que comenzó a ganar mucho dinero con negocios relacionados con la medicina, con la privatización de los bienes del Estado ruso, la creación de un banco, la adquisición de acciones de las grandes empresas de la industrial Perm, su ciudad natal en los Urales, y la concentración de capital en el sector de fertilizantes.
A su favor juega, además, el particular paraíso fiscal del Principado monegasco, donde no se paga el impuesto de sociedades y donde los futbolistas no pagan impuestos. Un arma a favor de Rybolovlev para convencer a rutilantes estrellas de que se incorporen a su gran proyecto en Monaco. Aunque esta situación está siendo amenazada por los nuevos impuestos para millonarios del gobierno francés y por los organismos del fútbol galo, que exigen al Monaco instalarse en suelo francés.
Para el reto del 'ascenso inmediato' se consiguió convencer a un técnico con experiencia como lo es el italiano Claudio Ranieri. Y es, en estos días, cuando uno se cuestiona si es acertado, o no, darle a un entrenador bastante conservador (no descubrimos nada al afirmar tal cosa) un equipo con tanto potencial. Porque seamos serios, la carrera de Ranieri tuvo un punto de inflexión desde que salió del Valencia, y sin salir del primer nivel de los banquillos europeos (At. Madrid, Chelsea, Juventus, Roma e Inter), no ha conseguido dar un paso más en lo que propone su pizarra, y se ha ido ganando con el paso de los años la fama de entrenador poco dado a los riesgos, ya que sus equipos se imponen haciendo lo justo.
En estos días el técnico romano ha declarado que a pesar de los fichajes que ha hecho Rybolovlev (James Rodríguez, João Moutinho, Ricardo Carvalho, Radamel Falcao, Jérémy Toulalan, Éric Abidal, Fabinho, Nicolas Isimat-Mirin y Gaetano Monachello) está todavía un paso por detrás de Marsella, Lyon o PSG para ser un verdadero equipo. Unas declaraciones que si bien son ciertas, presentan cierto respeto hacia los rivales y la competición, y transmiten poca ambición, algo totalmente en desacuerdo con el esfuerzo económico del club para tener a su disposición a jugadores de primer nivel.
Nunca me he mostrado a favor de las 'nuevas fortunas' que entran en el fútbol y que comienzan a coleccionar estrellas como si de cromos se tratara. Es cierto que es otra forma de entender la competición, yo no la comparto, pero es cierto que en este fútbol moderno de hoy, el dinero marca la línea entre los equipos que compiten por los títulos y los que compiten en busca de la mejor posición posible dentro de los torneos que disputan.
En base a esta disposición, el Monaco, le guste a Ranieri o no, deberá luchar por el título liguero. Es cierto que tanto el OM como el Lyon son equipos bien trabajados desde hace tiempo, y que el PSG parte con cierta ventaja, pero eso no quita que con los 'recursos deportivos' con los que ya cuenta (y puede que no sean los últimos) deban plantar cara tanto en un duelo directo, como a lo largo de las treinta y ocho jornadas de la Ligue 1.
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