El de ayer ante el Manchester City ha sido un partido más en el que James Rodríguez ha vuelto a quedarse sin jugar un solo minuto. La ausencia es más notable si tenemos en cuenta que Cristiano no entró en la convocatoria por lesión, y que una molestia apartó a Benzema del encuentro en el descanso.
Con éste, James tan solo suma 6 minutos en las tres últimas jornadas de la Liga de Campeones, cuando entró en el tramo final del partido de ida de los cuartos de final contra el Wolfsburgo, mientras que en Liga acumula 25 minutos en los últimos dos encuentros, repartidos entre el partido del Villarreal (12 minutos) y el del Rayo Vallecano (13). O dicho de otra forma, James suma 25 minutos de los últimos 180 en liga, y 6 de los últimos 270 en la competición continental.
Como es lógico, los rumores sobre su situación y su futuro se están disparando, y desde Colombia se apunta a que esta falta de protagonismo en los últimos partidos responde a un problema personal con el entrenador más que a un bajo rendimiento de la estrella de la selección 'cafetera'. Sin embargo, desde el otro lado del charco todo apunta a los continuos episodios de indisciplina del mediapunta cucuteño. Incluso algún directivo ha dejado caer que se están tapando los problemas del jugador para que no se devalúe más su posible traspaso.
Jorge Mendes, el representante de James Rodríguez, está cansado de recibir llamadas de José Ángel Sánchez (mano derecha de Florentino Pérez) quejándose de la indisciplina constante del jugador. Las quejas empezaron el 27 de febrero, un día después de que el Real Madrid fuera derrotado por el Atlético de Madrid en el Santiago Bernabéu. En el vestuario un desconsolado Zidane le pidió a sus jugadores que no bajaran la cabeza y respondieran con trabajo. La respuesta de James fue salir del estadio e irse a Gabana, una de las cinco discotecas que suele frecuentar en la capital.
No había sido la primera vez que James tenía problemas disciplinarios siendo jugador del Real Madrid. En febrero del 2015, dos días después de haber sido operado de un dedo en su pie derecho, se quedó hasta las tres de la madrugada en la ya famosa fiesta de cumpleaños de Ronaldo. Para colmo, las fotos y vídeos que, imprudentemente, publicó en las redes sociales su amigo Kevin Roldán, hicieron estallar el escándalo.
Comenzando la presente temporada, James, sumergido en varios compromisos publicitarios llegó cinco días tarde a los entrenamientos. El club le impuso la correspondiente multa y Rafa Benítez lo mandó al banquillo en el debut liguero contra el Sporting de Gijón. Una semana después, James se lesionaba en una amistoso ante Perú, quedando dos meses fuera de las convocatorias blancas.
El entorno del jugador celebró la llegada de Zidane al banquillo del Bernabéu después de la desastrosa campaña de Benítez. Creían que 'Zizou' iba a entender mejor al colombiano, pero la persecución por la M-40 a más de 200 km/h, la falta de compromiso en los entrenamientos, el desprecio por la táctica y las constantes salidas nocturnas, hicieron que el respaldo y la confianza que el francés quería brindarle, se transformara en desconfianza.
Los antecedentes del jugador no lo ayudan. Ya en la temporada 2013-14 Claudio Ranieri, su técnico en el Mónaco, lo sentó durante la primera parte del campeonato liguero. Al ser cuestionado por esa decisión el italiano respondía diciendo que "es un gran jugador pero tiene problemas de mentalidad".
Mendes ha sido el primero en saber que al colombiano se le abrió expediente por su indisciplina, que en el vestuario ya no es tan querido, que sus declaraciones después del Colombia-Ecuador no fueron bien recibidas en la cúpula del club de Chamartín y que en agosto, cuando empiece la nueva temporada, algunos directivos no quieren que esté ya en Madrid.
El problema para jugador y agente está en el mercado. El representante luso ha puesto la marcha de James sobre la mesa, pero Florentino ha echado el freno, y mientras tanto Mendes 'ataca' con ofertas de algunos equipos dispuestos a doblarle la ficha al '10', pero advierte que nadie quiere pagar los 80 millones de su traspaso. Hoy día, una hipotética venta no pasaría de los 40 'kilos', cifras que matan a un Florentino que prefiere retener a James en el Real Madrid (en detrimento de Isco) que encarar una venta que, hoy por hoy, le sacaría los colores. Y es que el presidente no puede permitirse otro ridículo con una operación firmada de su puño y letra.
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