Ya está, se acabó. El ciclo más glorioso de la selección española ha tocado a su fin. Nadie había levantado tres títulos consecutivos y ganar el cuarto se antojaba complicado, pero un final tan agrio no estaba en nuestros planes. El campeón fue un esperpento futbolístico, sin toque, sin madurez, sin recursos, sin ideas. La realidad es la que es, nos ha faltado brillo en el juego, en los ojos, en la intención de competir, nos ha faltado físico y, lo que es peor, personalidad.
Los señalados tras la eliminación han sido varios. Del Bosque, la defensa, el equipo... Los blancos de todas las miradas han sido varios pero para mí, la culpa ha sido del entrenador salmantino. ¿Razones? Muchas. La primera, es que esto no es un equipo donde el entrenador llega y se encuentra una plantilla ya hecha y en la que tan solo puede hacer dos o tres cambios. El fútbol de selecciones debe ser eso, 'seleccionar', y este año Del Bosque no lo hizo. Para muchos, la convocatoria no fue la ideal para acudir con garantías a Brasil. Ramos y Piqué han estado mal, Sergio Busquets ha estado todavía peor (se supone que su gran virtud es saber encontrar a sus interiores, y es que en estos dos partidos ni se ofrecía para ser alternativa en la salida del balón), Casillas sencillamente no ha estado, David Villa y Xavi se retiran del fútbol de primer nivel, Torres no es ni la sombra de lo que fue en 2008, Diego Costa no debería de haber ido después de su colección de lesiones en los últimos partidos con su equipo, Llorente, Isco, Carvajal, Alberto Moreno o Negredo no fueron seleccionados... Es que podría ser muy muy largo.
Del Bosque es un seleccionador que no ha sabido, querido o atrevido a relevar a determinados jugadores que no estaban en su mejor estado. Que no ha sabido, querido o atrevido llevar a jugadores con mejor forma y que han jugado bien todo el año. Que no tenía planes alternativos. Es un entrenador que no ha sabido leer ninguno de los partidos ni antes, ni (lo que es peor) durante el partido. Se le vio superado en el duelo táctico tanto contra Van Gaal como contra Sampaoli. España jugó dos partidos en cinco días contra dos selecciones que jugaron con cinco hombres atrás (tres centrales y dos carrileros), con doble pivote y un 'diez' detrás de los dos delanteros; y no ha mirado el lado estratégico del juego, no ha buscado crear desequilibrios por las bandas, ha acumulado mucha (demasiada) gente interior, ha intentado buscar el pase por el centro, pero nunca a las bandas, donde Holanda y Chile eran más vulnerables con solo dos carrileros que además, atacan muchísimo.
Es cierto, y nadie lo puede negar, que es un grandisímo gestionador de grupos, pero desde lo táctico deja mucho que desear. Y ya no hablemos de su labor para realizar un relevo generacional, o al menos un inicio. Estiró demasiado la goma, hasta que no pudo más. Tuvo la Copa Confederaciones para introducir nuevos elementos a la selección y no lo hizo. La final del pasado año (a la que llegamos después de un empate a cero y penaltis contra Italia) contra Brasil fue un aviso que Del Bosque no vio, o que, conscientemente desatendió para 'homenajear' a aquellos que fueron grandes jugadores.
Y luego está la prensa, que también ha tenido gran parte de culpa. Una determinada prensa que ha ensalzado, alabado e idolatrado a unos jugadores y una forma de jugar que aburre hasta la saciedad, y menospreciando otras formas de jugar como si antes de esta selección no hubiera existido el fútbol. Prensa que ha laminado a todo aquel que osaba planteamientos distintos, prensa que parece no haber visto o leído sobre el Brasil de Suecia o de México, la Holanda de los 70, la Francia de Zidane etc... En la prensa internacional ya están haciéndole el funeral al 'tiki-taka' y yo me pregunto si en verdad existió ese dominio de un estilo o si simplemente eran once jugadores muy buenos que han entrado en decadencia. Viendo la magnitud del descalabro y repasando todas aquellas eliminatorias en las que pasamos por pura suerte (donde antes caíamos) acaba uno dándose cuenta de que eso del estilo ha sido una gran mentira (aunque en Barcelona todavía sigan creyendo en ello). Y es que, cada vez estoy mas convencido, que España y el Barcelona fueron lo que fueron mientras Xavi fue 'el gran Xavi'.
Es verdad que los ciclos se terminan con derrotas, pero lo de ayer no fue fin de ciclo, se veía venir y fue la imagen clara de la incapacidad por abrir uno nuevo. Ahora toca el cambio, la renovación y el futuro... y primer aviso: no le pidamos a los nuevos que lo vuelvan a ganar todo. Conformémonos con competir cara a cara contra cualquiera.
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