El sóleo es un músculo ancho y grueso ubicado debajo de los gemelos, en la cara posterior de la pierna. Tiene una estructura morfológica compleja formando, junto a los gemelos, el triceps sural. Su función principal es elevar el talón y extender el pie. Podemos decir que estamos hablando de un músculo vital para caminar y correr ya que, si este músculo no estuviera constantemente tirando de nosotros, el cuerpo caería hacia delante.
La lesión del músculo sóleo se produce, al ser de fibras lentas, por alongar el músculo más allá de su capacidad de estiramiento en una posición de tobillo en flexión dorsal y rodilla en ligera flexión, que suele darse en un cambio de dirección, en la realización de un salto o en un movimiento de velocidad. Es por ello que jugadores con grandes cambios de ritmo en su juego estén más expuestos a este tipo de lesiones. Otra de las principales causas por las que aparecen las molestias en este músculo es una mala técnica de carrera o una pisada defectuosa que debe ser corregida en un centro especializado en el que nos diseñen unas plantillas que rectifiquen el defecto de pisada que llevamos 'de fábrica'.
Debido a su conformación especial, para el diagnóstico de esta lesión y su exploración el facultativo debe recurrir a la resonancia magnética y/o ecografía, aunque las sensaciones del futbolista, al realizarse la lesión, también sirven de orientación. El grado de la lesión hace referencia a la cantidad de fibras musculares dañadas y la mayoría de las clasificaciones distinguen cuatro grados:
- Grado 0: Se produce un daño estructural de la fibra muscular, produciéndose edema en la zona pero no hematoma. Coloquialmente corresponde a las denominadas agujetas, calambres, contracturas y sobrecargas. El tiempo de recuperación es de pocos días y no precisa un tratamiento específico.
- Grado 1: Pequeña rotura de fibras, con mínimo hematoma. Se denomina habitualmente 'micro-rotura fibrilar', y se recupera en unas 2 semanas.
- Grado 2: Es la típica rotura de fibras musculares que se acompaña de un hematoma y de impotencia funcional inmediata tras la lesión. Se recupera en 3-4 semanas.
- Grado 3: Es la rotura completa del músculo en su vientre muscular o en la zona miotendinosa. El tiempo de recuperación nunca es inferior a 6-8 semanas y ocasionalmente puede ser necesario el tratamiento quirúrgico.
Una vez diagnosticado el paciente es momento de empezar la recuperación. El tratamiento dependerá de la clasificación de la lesión de acuerdo a los factores antes mencionados, pero debe ser precoz y cuidadosamente dirigida por profesionales, ya que el sóleo por su conformación está especialmente predispuesto a las recaidas, al retardo de la consolidación y sobre todo a la aparición de extensas cicatrices laminales, que dificultan después la actividad del jugador.
El principal tratamiento tras observar los primeros síntomas debería ser parar y reposar durante unos días. Luego, deberíamos ponernos en manos de un especialista que nos aplique fisioterapia no agresiva a partir de las 72 horas y nos aplique microondas, calor o lo que estime oportuno según cada caso. En casa podemos utilizar alguna pomada antiinflamatoria y hielo cinco minutos varias veces al día para disminuir la hinchazón que puede producir su tratamiento, pero siempre siguiendo los consejos del fisioterapeuta.
En el jugador de alto nivel, el protocolo diario va a estar marcado por maratonianas sesiones con el fisioterapeuta realizando ejercicios excéntricos (trabajando el músculo en contracción pero a la vez realizando un estiramiento), magnetoterapia para regenerar más rápido el músculo lesionado, estiramientos y termoterapia. Lo que se debe conseguir en la rehabilitación de este tipo de lesiones es evitar las fibrosis musculares (más popularmente conocidos como contracturas) para que el músculo, una vez regenerado, no pierda ni un ápice de la elasticidad necesaria para poder volver a trabajar con la potencia requerida. La correcta alineación de las fibras musculares lesionadas con las del resto de músculo sano nos permitirán evitar las recaídas.
La vuelta a la actividad física debe realizarse de forma progresiva, siempre que el facultativo haya dado el visto bueno. Dependiendo de la evolución de la lesión, es muy posible que el jugador pueda hacer carrera continua al cabo de unos 10-15 días (dependiendo del grado), pero si la lesión se asienta en el cuerpo del sóleo, hay que tener cuidado, porque las recaídas pueden ser importantes y, como ya hemos comentado, el sóleo es un músculo traicionero y por eso hay que tener mucho cuidado cuando una lesión se asienta sobre él.
En los programas de tratamiento y prevención de la lesión es fundamental entrenar el sóleo realizando el movimiento de extensión del tobillo, es decir, quedando en puntillas de pie mientras elevamos un peso con el cuerpo. Para ésto, se pueden usar máquinas para realizar elevaciones de talones. Además, es fundamental repetir el gesto que produjo la lesión o molestia. Tanto los ejercicios de recepción de salto, ejercicios de cambio de dirección y por supuesto los estiramientos, son necesarios al final de cada sesión de entrenamiento. Con este programa, debidamente establecido por un profesional (fisioterapeuta o recuperador), el resultado debería ser optimo.
En la competición de alto nivel, después de cada partido, los jugadores intentan prevenir este tipo de lesiones con sesiones de recuperación dirigidas por fisioterapeutas y recuperadores. Son fundamentales las sesiones de masaje, la diatermia (máquinas de radiofrecuencia que ayudan a recuperar el músculo más rápidamente aumentando el flujo sanguineo y provocando una especie de drenaje), piscinas de agua fria, hielo para recuperar los tejidos afectados después de los esfuerzos del partido, etc.
No hay comentarios:
Publicar un comentario