Pese al feroz apelativo de 'Los Dragones', la selección de Gales es la hermana pobre de las Islas Británicas. Los galeses tan sólo han podido ver a su selección en un Mundial. Fue en 1958 en Suecia. Tampoco ha logrado clasificarse para ninguna Eurocopa, en su historia se recuerdan más batacazos que gestas y, sin embargo, cuenta con un don que envidian todos sus vecinos. Y es que Gales, en concreto Cardiff, ha dado a luz a los dos mejores jugadores británicos de banda izquierda en las dos últimas décadas. Ryan Giggs ha sido durante muchos años el embajador del fútbol galés desde la banda izquierda de Old Trafford. La zurda de ‘the Welsh Wizard’ ha enamorado al mundo vistiendo los colores del United y la selección galesa, y justo cuando su magia comienza a extinguirse su heredero se ha encargado de recoger el testigo.
Gareth Frank Bale nació en Cardiff (Gales) el 16 de julio de 1989. Pese a su juventud, apenas 21 años, se ha convertido en la sensación del fútbol británico. Fuerte, rápido y de excelente disparo es una versión moderna de Ryan Giggs, a quien señala como su ídolo de la infancia. Bale no posee la elegancia ni finura de su progrenitor balompédico pero le mejora en su golpeo desde fuera del área, sus lanzamientos de faltas y su largo recorrido. En definitiva, es un todoterreno genético que está más adaptado a los tiempos que corren.
Los que le conocen cuentan que desde pequeño destacó en varios deportes (practicó hockey, rugby y atletismo) y que su pierna izquierda guardaba un talento tan superior que el resto de sus compañeros de clase le obligaban a jugar con la derecha para igualar los partidillos del recreo. Este castigo a la superioridad no le frenó en absoluto, y con quince años ayudó al equipo sub-18 de su instituto a ganar la 'Cardiff & Vale Senior Cup'. Siempre fue un talento precoz y prontó emigró a Inglaterra, donde el Southampton le recibió con los brazos abiertos.
La carrera de Bale se resume rápidamente. De joven llamó la atención y con 16 años hizo su debut en el primer equipo del Southampton, que jugaba en la Championship. Con los Saints no decepcionó, en apenas unos meses se hizo con la titularidad, se convirtió en el segundo jugador más joven de la historia del club (después de Theo Walcott) y escoltó al equipo hasta los play-off de ascenso a la Premier League. Después de un año, era casi imposible retener al chico que se había llevado el premio al mejor jugador joven de las tres categorías. Sólo había jugado 45 partidos y no pasó desapercibido por los grandes del fútbol inglés, aunque fue el Tottenham quien logró hacerse con sus servicios, pagando por él la friolera de 10 millones de libras (alrededor de 15 millones de euros).
Desde la banda izquierda Bale ha dejado de ser una promesa para convertirse en uno de los jugadores más cotizados del continente. Fijo en las alineaciones de la selección galesa y en el once de los Spurs, donde Harry Redknapp lo utiliza tanto de lateral izquierdo como de interior zurdo, donde pierde un poco de su factor sorpresa pero también ofrece un rendimiento notable. Su coronación llegó el pasado 20 de octubre, cuando firmó un hat trick contra el Inter de Milán (actuales campeones de Europa) en San Siro, aunque sólo sirvió para maquillar la derrota de los londinenses (4-3). En el partido de la segunda vuelta la cosa fue bien distinta, y los de White Hart Lane le mojaron la oreja, literalmente, a los de Benítez, venciendo por 3-1 con un nombre como gran protagonista, el de Gareth Bale.
Gareth Frank Bale nació en Cardiff (Gales) el 16 de julio de 1989. Pese a su juventud, apenas 21 años, se ha convertido en la sensación del fútbol británico. Fuerte, rápido y de excelente disparo es una versión moderna de Ryan Giggs, a quien señala como su ídolo de la infancia. Bale no posee la elegancia ni finura de su progrenitor balompédico pero le mejora en su golpeo desde fuera del área, sus lanzamientos de faltas y su largo recorrido. En definitiva, es un todoterreno genético que está más adaptado a los tiempos que corren.
Los que le conocen cuentan que desde pequeño destacó en varios deportes (practicó hockey, rugby y atletismo) y que su pierna izquierda guardaba un talento tan superior que el resto de sus compañeros de clase le obligaban a jugar con la derecha para igualar los partidillos del recreo. Este castigo a la superioridad no le frenó en absoluto, y con quince años ayudó al equipo sub-18 de su instituto a ganar la 'Cardiff & Vale Senior Cup'. Siempre fue un talento precoz y prontó emigró a Inglaterra, donde el Southampton le recibió con los brazos abiertos.
La carrera de Bale se resume rápidamente. De joven llamó la atención y con 16 años hizo su debut en el primer equipo del Southampton, que jugaba en la Championship. Con los Saints no decepcionó, en apenas unos meses se hizo con la titularidad, se convirtió en el segundo jugador más joven de la historia del club (después de Theo Walcott) y escoltó al equipo hasta los play-off de ascenso a la Premier League. Después de un año, era casi imposible retener al chico que se había llevado el premio al mejor jugador joven de las tres categorías. Sólo había jugado 45 partidos y no pasó desapercibido por los grandes del fútbol inglés, aunque fue el Tottenham quien logró hacerse con sus servicios, pagando por él la friolera de 10 millones de libras (alrededor de 15 millones de euros).
Desde la banda izquierda Bale ha dejado de ser una promesa para convertirse en uno de los jugadores más cotizados del continente. Fijo en las alineaciones de la selección galesa y en el once de los Spurs, donde Harry Redknapp lo utiliza tanto de lateral izquierdo como de interior zurdo, donde pierde un poco de su factor sorpresa pero también ofrece un rendimiento notable. Su coronación llegó el pasado 20 de octubre, cuando firmó un hat trick contra el Inter de Milán (actuales campeones de Europa) en San Siro, aunque sólo sirvió para maquillar la derrota de los londinenses (4-3). En el partido de la segunda vuelta la cosa fue bien distinta, y los de White Hart Lane le mojaron la oreja, literalmente, a los de Benítez, venciendo por 3-1 con un nombre como gran protagonista, el de Gareth Bale.
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