Bosman se hizo famoso a mitad de la década de los 90, pero no por su oficio sobre los terrenos de juego, desde luego. Hizo historia por su empeño, más o menos discutible, de reivindicar sus derechos como trabajador, que al fin y al cabo es lo que son los deportistas profesionales. Es el hombre que 'sacudió' los cimientos de todo el deporte profesional europeo y que cambió para siempre el fútbol del 'Viejo Continente'.
Tras dar sus primeros pasos como centrocampista en el Standard de Liège (en donde permaneció cinco temporadas), Jean-Marc Bosman fichó en 1988 por el otro equipo de la ciudad, el RFC Liège, en ese entonces en la Primera División belga. En junio de 1990, y tras dos temporadas en el club 'Sang et Marine', la directiva le ofreció ampliar su contrato por una cantidad cuatro veces inferior a la que cobraba, algo que él jugador rechazó de forma rotunda. Bosman fue puesto en la lista de transferibles con una cláusula de indemnización de 11.743.000 francos belgas. Al mes siguiente llegó a un acuerdo con el conjunto francés USL Dunkerque. Ambos equipos acuerdan la cesión del jugador por una temporada más una opción de compra, pero la directiva del club del norte de Francia no admite la cláusula de indemnización que propone el conjunto de Lieja, quien niega entonces al Dunkerque el pase del jugador y lo aparta del equipo.
Fue entonces cuando, en 1990, Bosman presentó una demanda, por medio de sus abogados Luc Misson y Jean-Louis Dupont, contra el RFC Liège, así como contra la Union Royale Belge des Sociétés de Football Association (URBSFA-KBFV) y la UEFA porque alegaba que las normas de traspaso de la Federación Belga y de UEFA-FIFA le habían impedido el traspaso al USL Dunkerque. El jugador basó su defensa amparándose en tres artículos (48, 85 y 86) del 'Tratado de Roma' para defender sus derechos, alegando que la normativa belga y europea respecto a los fichajes contravenía las leyes sobre libre circulación de trabajadores en la Unión Europea.
El 15 de diciembre de 1995, cinco años después de que se iniciaran sus problemas, el Tribunal de Justicia Europeo daba la razón al demandante, sin posibilidad de apelación. En su sentencia, el Tribunal declaró ilegales las indemnizaciones por traspaso sobre jugadores que ya habían acabado su contrato y estipuló que a partir de ese momento, los jugadores de países miembros de la Unión Europea podían circular libremente por clubes de la Unión sin formar parte de las cuotas establecidas para extranjeros. Además, Bosman se llevó una indemnización de 780.000 euros.
Lo que pasó a partir de ahí ya es historia... Los clubes europeos no tenían límite para incorporar futbolistas de la Unión Europea y no tardaron en llenar sus equipos de extranjeros. En algunos casos, el tema fue muy perjudicial para algunos, ya que, en el caso de nuestra Liga, abrió la puerta de muchas 'medianías' de diversos países europeos que no sólo empobrecieron a los clubes, sino que cerraron la puerta a muchos y buenos jugadores nacionales.
Por otro lado, la llamada 'Ley Bosman' permitió a los clubes contratar a grandes futbolistas y a alinearlos juntos sin miedo a superar cuotas de extranjeros. En algunos casos, como en Inglaterra, algunos expertos consideran que fue el empujón que la hizo sino la mejor, una de las mejores ligas del mundo. Asimismo, a nivel de competiciones europeas, elevó el nivel competitivo de los clubes, pero provocó que los clubes de tamaño medio no lo tuvieran tan fácil como antes para alcanzar finales como los grandes de Europa. Y es que, exceptuando al FC Porto en la temporada 2003-04, hasta el día de hoy y desde la imposición de la 'Ley Bosman', todos los clubes ganadores de la UEFA Champions League pertenecen a una de las cuatro ligas europeas más importantes (Inglaterra, España, Italia y Alemania).
Después de todo el proceso judicial en el que se embarcó Bosman, primero consiguió permiso de un tribunal belga para jugar en el Olympique Saint-Quentinois de la tercera división francesa. Finalizado el contrato con el club se acogió al subsidio de desempleo galo y acabó fichando por el CS Saint-Denis de las Islas Reunión, en el Índico. Posteriormente regresó a Bélgica y puso fin a su carrera vistiendo la camiseta, primero del ROC Charleroi-Marchienne de tercera división, y posteriormente la del RCS Vise, de cuarta división. Un final modesto y alejado de los focos para el hombre que, sin quererlo, cambió la situación del deporte profesional en Europa y que en la actualidad se dedica a comercializar su propia línea de camisetas.
Tras dar sus primeros pasos como centrocampista en el Standard de Liège (en donde permaneció cinco temporadas), Jean-Marc Bosman fichó en 1988 por el otro equipo de la ciudad, el RFC Liège, en ese entonces en la Primera División belga. En junio de 1990, y tras dos temporadas en el club 'Sang et Marine', la directiva le ofreció ampliar su contrato por una cantidad cuatro veces inferior a la que cobraba, algo que él jugador rechazó de forma rotunda. Bosman fue puesto en la lista de transferibles con una cláusula de indemnización de 11.743.000 francos belgas. Al mes siguiente llegó a un acuerdo con el conjunto francés USL Dunkerque. Ambos equipos acuerdan la cesión del jugador por una temporada más una opción de compra, pero la directiva del club del norte de Francia no admite la cláusula de indemnización que propone el conjunto de Lieja, quien niega entonces al Dunkerque el pase del jugador y lo aparta del equipo.
Fue entonces cuando, en 1990, Bosman presentó una demanda, por medio de sus abogados Luc Misson y Jean-Louis Dupont, contra el RFC Liège, así como contra la Union Royale Belge des Sociétés de Football Association (URBSFA-KBFV) y la UEFA porque alegaba que las normas de traspaso de la Federación Belga y de UEFA-FIFA le habían impedido el traspaso al USL Dunkerque. El jugador basó su defensa amparándose en tres artículos (48, 85 y 86) del 'Tratado de Roma' para defender sus derechos, alegando que la normativa belga y europea respecto a los fichajes contravenía las leyes sobre libre circulación de trabajadores en la Unión Europea.
El 15 de diciembre de 1995, cinco años después de que se iniciaran sus problemas, el Tribunal de Justicia Europeo daba la razón al demandante, sin posibilidad de apelación. En su sentencia, el Tribunal declaró ilegales las indemnizaciones por traspaso sobre jugadores que ya habían acabado su contrato y estipuló que a partir de ese momento, los jugadores de países miembros de la Unión Europea podían circular libremente por clubes de la Unión sin formar parte de las cuotas establecidas para extranjeros. Además, Bosman se llevó una indemnización de 780.000 euros.
Lo que pasó a partir de ahí ya es historia... Los clubes europeos no tenían límite para incorporar futbolistas de la Unión Europea y no tardaron en llenar sus equipos de extranjeros. En algunos casos, el tema fue muy perjudicial para algunos, ya que, en el caso de nuestra Liga, abrió la puerta de muchas 'medianías' de diversos países europeos que no sólo empobrecieron a los clubes, sino que cerraron la puerta a muchos y buenos jugadores nacionales.
Por otro lado, la llamada 'Ley Bosman' permitió a los clubes contratar a grandes futbolistas y a alinearlos juntos sin miedo a superar cuotas de extranjeros. En algunos casos, como en Inglaterra, algunos expertos consideran que fue el empujón que la hizo sino la mejor, una de las mejores ligas del mundo. Asimismo, a nivel de competiciones europeas, elevó el nivel competitivo de los clubes, pero provocó que los clubes de tamaño medio no lo tuvieran tan fácil como antes para alcanzar finales como los grandes de Europa. Y es que, exceptuando al FC Porto en la temporada 2003-04, hasta el día de hoy y desde la imposición de la 'Ley Bosman', todos los clubes ganadores de la UEFA Champions League pertenecen a una de las cuatro ligas europeas más importantes (Inglaterra, España, Italia y Alemania).
Después de todo el proceso judicial en el que se embarcó Bosman, primero consiguió permiso de un tribunal belga para jugar en el Olympique Saint-Quentinois de la tercera división francesa. Finalizado el contrato con el club se acogió al subsidio de desempleo galo y acabó fichando por el CS Saint-Denis de las Islas Reunión, en el Índico. Posteriormente regresó a Bélgica y puso fin a su carrera vistiendo la camiseta, primero del ROC Charleroi-Marchienne de tercera división, y posteriormente la del RCS Vise, de cuarta división. Un final modesto y alejado de los focos para el hombre que, sin quererlo, cambió la situación del deporte profesional en Europa y que en la actualidad se dedica a comercializar su propia línea de camisetas.
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