Luis Rubiales ha decidido cargarse a Lopetegui a dos días de que España debute en el Mundial de Rusia. El anuncio del Real Madrid de que el ya ex seleccionador es el elegido para sustituir a Zidane tras el Mundial, no ha sentado nada bien en el seno de la RFEF. Es cierto que el seleccionador perdió todo el crédito cuando dijo en rueda de prensa que en Rusia solo se hablaba del Mundial mientras Jorge Mendes (su representante) negociaba por detrás con el club 'blanco'. A los técnicos se les tiene por líderes y el último ejemplo que debieran dar es el de anteponer su 'yoísmo' al grupo. Se puede entender que a sus 51 años, a Lopetegui le vaya más el trabajo del día a día de un club, máxime cuando se trata del Real Madrid. Pero es reprochable que lo haga cuando está inmerso en un reto extraordinario como es la fase final de un Mundial.
Pero, desde luego, la reacción de Rubiales ha dado la espalda al interés nacional y la Federación ha ofrecido una respuesta totalmente desmedida, visceral e irreflexiva. Rubiales, envuelto en rabia, cargó el arma, apuntó a Lopetegui y acabó disparándose en el pie. A poco más de 48 horas del debut frente a Portugal destituyó al seleccionador sin tener sustituto y en contra de la opinión de la gran mayoría de los jugadores, en cuyas piernas está el futuro de España en el campeonato. Han llamado a Fernando Hierro, de urgencia, con prisas, obligado utilizar a 23 jugadores que él no eligió y sin tiempo para preparar nada.
Es cierto que el fichaje del técnico vasco por el Real Madrid levantara muchas suspicacias en el día de ayer. Ahora se miraría con lupa a quién alinea y a quién no, habría sospechas de que toma decisiones que afectan al funcionamiento del equipo pensando en su carrera después del Mundial y es imposible evitar preguntarse dónde ha tenido Lopetegui la cabeza estos días de preparación. Todo bajo sospecha. Pero es que, despedir al entrenador que ha preparado este Mundial y sigue contando con la confianza absoluta de los jugadores, es poner por delante una supuesta dignidad mal entendida que la responsabilidad real que tiene Rubiales como presidente de la RFEF. Hoy, España es una selección más débil que ayer y eso es lo único que debería preocupar a presidente y Federación. Pero no, Rubiales sólo quería quedar por encima y lo único que ha logrado es un ridículo de proporciones bíblicas si nos atenemos a los titulares de la prensa internacional, donde 'alucinan' con el cese del seleccionador español.
Florentino Pérez y José Ángel Sánchez han actuado mal. Esa forma de ir por la vida, avasallando cualquier consideración que no sea el propio interés me resulta profundamente desagradable. Ni al club ni al entrenador les ha preocupado lo más mínimo lo desestabilizador del 'bombazo' lanzado ayer sobre el cuartel de la selección en Krasnodar. Probablemente se han saltado todos los protocolos y los principios éticos mínimos exigibles, pero hubiera sido más llevadera la situación si Rubiales hubiese mantenido al técnico vasco, le hubiera dado apariencia de normalidad a una situación que no lo era y hubiese actuado tras el torneo. Y es que ahora mismo nadie como Lopetegui conoce a los futbolistas y el plan de entrenamientos, etc... Pero el enfado nubló la vista y la lucidez a Rubiales. Y la responsabilidad de un posible fracaso en el Mundial, que hubiese caído clamorosamente sobre los hombros de Julen, tendrá que compartirla ahora el presidente de la RFEF, cuyo mandato comienza con una crisis insólita.
Y ahora el 'marrón' le cae a Hierro, quien sin bagaje como entrenador (fue segundo de Ancelotti en la temporada 2014-15 y entrenador del Real Oviedo en la 2016-17), se pone al mando de la selección española. Un ex futbolista de carácter que se ha puesto al lado de Rubiales y con ascendencia sobre Sergio Ramos. El mal ya está hecho y el 'ruido' acompañará a la selección durante toda su estancia en Rusia. Acabe esto como acabe, ha empezado muy mal.
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