La historia del fútbol está llena de casos de 'lo que pudo ser y al final no fue'. Jugadores que en sus inicios prometían mucho pero que luego al final se quedaron en 'Grandes Reservas'. Sin embargo, pocos casos hay como Lucendo, un jugador que apenas tuvo tiempo para demostrar nada. Johan Cruyff lo hizo titular de todo un Barça con apenas 19 años. Aunque, para su desgracia, su paso por la Primera División fue tan rápido como su ascenso al primer equipo culé.
Jesús Julián Lucendo Heredia nació el 19 de abril de 1970 en el pueblo de Pedro Muñoz, provincia de Ciudad Real (España). Cuando no tenía más que un año, su familia se trasladó a Cornellà (Barcelona). Allí empezó jugando en el equipo de su colegio, el San Ildefonso. Pronto comenzó a destacar, tanto que el FC Barcelona se fijó en él y decidió incorporarlo a sus categorías inferiores, donde fue subiendo por todos los escalafones del cuadro azulgrana. Con 19 años jugaba en el equipo amateur del Barça (lo que vendría a ser actualmente el Barcelona C). En la pretemporada 1989-90 se disponía a entrenar cuando su técnico le dijo que no lo hiciera, que tenía que hablar con él. Lucendo se pensó lo peor ya que se había perdido un importante número de entrenamientos por estar cumpliendo el servicio militar obligatorio. Sin embargo, para su sorpresa, el técnico le dijo que el primer equipo, dirigido por Johan Cruyff, le esperaba para jugar un par de amistosos. El holandés necesitaba un jugador y, teniendo en cuenta que el filial azulgrana estaba de viaje, decidió echar mano del equipo amateur. Lucendo jugó contra el Figueres y el Palamós, partidos que perdió el Barça, y pensó que su historia en el primer equipo, de momento, se había terminado ahí. Sin embargo, Johan lo incluyó en la lista para el primer partido de liga ante el Real Valladolid.
Así, el 2 de septiembre de 1989, saltó al José Zorrilla con la camiseta azulgrana y el número siete a la espalda, dejando en el banquillo a Eusebio y en la grada a Ernesto Valverde. Ese día también hacían su presentación Ronald Koeman y Michael Laudrup. Lucendo fue sustituído en el minuto 56 por Miquel Soler, y las crónicas del partido, si bien destacan sus buenas cualidades y su atrevimiento (lanzó incluso alguna que otra falta cerca del área), hacen hincapié en su condición de 'juvenil', su escaso rodaje y sobre todo, su ineficacia e ineficiencia a la hora de marcar al centro del campo vallisoletano, así como también de llevar las riendas del juego azulgrana. Ahí comenzó a desvanecerse el cuento de hadas de Lucendo. Pasó de ser un jugador prometedor a una apuesta disparatada de Cruyff. Y es que la prensa lo utilizó para atacar al técnico holándes y Lucendo, tal y como relató al diario 'El País', sufrió mucho: "Cuando el árbitro pitó el final ya me temí lo peor. Cruyff me dijo en el aeropuerto: ¡Tranquilo. Tú no tienes la culpa de nada. Pero comencé a leer los diarios y me hundí. El primer día sólo se criticó al equipo, pero al segundo y tercero se metieron conmigo. Parecía como si yo llevara en aquel partido todos los números, cómo si yo hubiera sido el único en jugar".
Para su desgracia, las mofas a Lucendo no acabaron ahí. El jugador regresó al equipo a amateur y en cada campo que jugaba le recordaban su triste paso por el Barça. Cruyff, pese a sus palabras de aliento no volvió a contar con el jugador, ni tan siquiera lo volvió a convocar, y al año siguiente se marchó cedido a la Real Balompédica Linense. Allí el gafe le siguió acompañando, pues estuvo un año sin cobrar. Denunció al equipo ante la AFE y esperó ofertas. El Nástic y el FC Andorra fueron los únicos que se interesaron por sus servicios. Escogió al segundo, y allí permaneció hasta 2003, exceptuando un efímero paso por el Cartagena FC en la temporada 1992-93. Sus inicios con el cuadro del Principado (entonces en la 2ª B española), fueron bastante buenos. Se asentó en el equipo y en la ciudad, y se nacionalizó andorrano para poder ser convocado por Andorra. Con la selección del pequeño país de los Pirineos disputó un total de 27 partidos y convirtió 3 goles. Además se dio el gusto de enfrentarse a los grandes del fútbol europeo en las eliminatorias para la Eurocopa de Holanda y Bélgica 2000 y el Mundial de Corea del Sur y Japón 2002.
Finalmente, en noviembre de 2003, anunció su retirada de los terrenos de juego, por una lesión en su rodilla derecha cuando jugaba un partido entre el Andorra y el Can Fatjó, de la 'Preferente Territorial' catalana. El jugador sabe que su nombre se ligará para siempre a la historia del Barcelona por ser el paradigma del jugador devorado por el entorno, y siempre le quedará la duda de qué hubiera ocurrido si aquella tarde en Pucela hubiera ganado el Barça y él no hubiera pagado los platos rotos de la derrota. Tras su retirada estuvo entrenando durante algunos años al FC Rànger's de la 'Segunda División' andorrana.
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