El Real Madrid ha encadenado la segunda peor racha de toda su historia con Lopetegui al frente del equipo. La derrota, el fin de semana pasado, ante el Levante en el Bernabéu, la tercera en sus últimos cuatro partidos, ha hecho saltar todas las alarmas. La situación parece insostenible para el técnico vasco y la prensa ya especula con el nombre de su sustituto tan solo cuatro meses después de haber desembarcado en el banquillo de Chamartín. Pero, ¿es Lopetegui el único responsable de la crisis que está atravesando la entidad blanca?
Julen llegaba al Real Madrid después de la salida de Zidane, y lo hizo rodeado de polémica al haber anunciado su acuerdo mientras seguía siendo el seleccionador español. Su debut oficial no pudo comenzar peor al caer frente al Atlético de Madrid en la Supercopa de Europa. Ahora, con solo seis victorias en sus primeros 13 partidos, y con el equipo séptimo en Liga, es evidente que al técnico merengue se le ve superado por la situación. El Real Madrid no tiene plan B. Se limita a dominar la posesión sin apenas crear ocasiones claras de gol, y Lopetegui no es capaz, hasta el momento, de dar con la clave. No termina de leer los partidos y en cuanto a personalidad no parece que su mensaje haya calado demasiado ni en el vestuario ni en la grada.
A lo largo de la temporada el entrenador ha repetido en varias ocasiones que tiene plena confianza en sus jugadores. Pero los jugadores no están respondiendo y también tienen mucha culpa en esta crisis. Hay jugadores sin chispa, sin velocidad, y el fútbol del Madrid se hace previsible, lento, sin capacidad de sorpresa. La falta de rapidez en el juego madridista frena todas sus ideas. Colgar balones al área ha sido el recurso de la impotencia y ante el Atlético de Madrid, el CSKA y el Alavés se dio una imagen de dominio absoluto sin llegar a marcar un solo gol.
Además, en lugar de asegurar el juego defensivo, que el equipo no conceda goles y construir desde una base solida, Lopetegui sigue insistiendo en jugar de la misma manera. Con una defensa muy arriba en el campo, como lo hizo contra el Levante, permitiendo a los rivales salir al contragolpe y explotar fácilmente los espacios a sus espaldas. Tampoco ha sido capaz de contrarrestar el hecho de que los jugadores comiencen los partidos con tanta frialdad e indiferencia (el 89% de los goles que el Madrid ha recibido los ha encajado en la primera parte). En ataque, los números no son mejores y la verdad es que al ataque madridista le está faltando calidad en la zona decisiva.
Pero quizás, el mayor error de Lopetegui haya sido mantener el once que ganó las últimas Champions en una concesión de estatus que el rendimiento de estos jugadores no justifica. Solo basta con observar el rendimiento de Raphaël Varane el fin de semana pasado, o la pobre contribución de figuras como Marco Asensio, que claramente no está evolucionando de la manera esperada. Kroos no está bien y el técnico le ha dado prácticamente todos los minutos, cuando en Moscú y en Vitoria mereció ser sustituido. Bale se quedó para ser el sucesor de Cristiano, pero el galés no tiene personalidad ni capacidad goleadora para hacer olvidar al de Madeira. Además, lleva varias semanas renqueante y con molestias físicas y vuelven los fantasmas de las lesiones. Benzema comenzó bien la temporada, pero se ha estancado y debió ser cambiado en más partidos. Casemiro tampoco ha estado fino y el entrenador debió dar sitio a Marcos Llorente o cambiar el esquema para jugar con suplentes que están más frescos que los titulares consagrados. Pero es que los jugadores han conservado su condición privilegiada hasta en el banquillo. Lucas Vázquez ha entrado antes que Vinicius hasta el partido de Vitoria, y es que el brasileño tenía que haber jugado mucho antes, y no en Segunda B, para estar adaptado ya a la primera división.
Y es que precisamente, la tardanza en las sustituciones es otro error que señala a Lopetegui. Nacho, Mariano, Lucas Vázquez, Dani Ceballos, Vinicius... los jugadores que calientan banquillo, debieron jugar mucho antes cuando las cosas marcharon mal y su entrada fue tardía. El Madrid requería una búsqueda de otras fórmulas tácticas frente al Athletic, el Español, el Sevilla, el Atlético, el CSKA, el Alavés y el Levante. Sin embargo, en todos estos encuentros se mantuvo como un conjunto de un fútbol conocido. La situación crítica en Vitoria adelantó por fin esas variaciones pero el técnico reconoció que fueron las lesiones de Bale y Benzema las que provocaron esos relevos.
Pero es la falta de unidad lo que ha sido más preocupante. En los últimos partidos se ha visto un escaso interés por recuperar el esférico, y cuando lo tienen, no mostrando movimientos suficientes, intención o esfuerzo. Además, a los jugadores se les ve superados, fatigados y demasiado nerviosos, algo que hemos podido ver reflejado en el 'roce' que Sergio Ramos tuvo con Reguilón en el entrenamiento previo al partido de Champions contra el Viktoria Plzeň, partido tras el cual Marcelo sacó los pies del tiesto, cargando duramente contra la prensa.
Pero, seguramente, de lo que en mayor medida se pueda culpar a Lopetegui sea de haber aceptado un desafío tan grande, sabiendo que la dirección deportiva no accedía a ninguna de sus peticiones para reforzar la plantilla.
Florentino Pérez tampoco ha salido en defensa de su entrenador y la sensación es que Lopetegui ya tiene los días contados. Seguramente tampoco ayude mucho el hecho conocido de que el técnico vasco estaba muy lejos de ser la primera opción del presidente para sustituir a Zidane. El argentino Mauricio Pochettino, el entrenador de la Juventus Massimiliano Allegri, los alemanes Joachim Löw y Julian Nagelsmann y hasta el ex entrenador del Chelsea, el también italiano Antonio Conte, estuvieron en la lista por delante de Julen.
Ahora, y salvo un milagroso cambio en el rumbo del equipo, la duda es saber exactamente cuándo se anunciará su despido. Pase lo que pase con el actual entrenador, esto no aliviará la presión sobre un presidente, que año tras año, se empeña en ser el responsable de confeccionar la plantilla a su antojo y que en los últimos años ha ido debilitando al equipo paulatinamente con las salidas de Cristiano Ronaldo y del croata Mateo Kovačić, mientras que la temporada pasada lo hicieron Danilo, James, Morata y Pepe, ninguno de los cuales han sido reemplazados adecuadamente.
Y es que, según una encuesta del diario deportivo As, el 85% de los aficionados culpa al presidente de la crisis que atraviesa el conjunto blanco. La salida de Ronaldo dejó al Madrid sin su referente y los únicos fichajes que se hicieron no han sido, una vez más, acordes con las necesidades del equipo, centrándose toda la atención del presidente en lo que se ha convertido en su principal objetivo y mayor obsesión: la remodelación del Santiago Bernabéu, una obra faraónica (y más costosa que la construcción del Wanda Metropolitano) e innecesaria que va a endeudar al club durante años, repercutiendo en la política de fichajes.
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