Tras la eliminación del Arsenal en los octavos de final de la Champions League, Arsène Wenger, técnico francés del conjunto 'Gunner' cargó duramente contra el máximo organismo europeo. Sus quejas sólo le han servido para recibir cargos de la UEFA por 'comportamiento poco deportivo y lenguaje inapropiado'.
Esto ha irritado al francés, que ha explotado: "Más le valdría a la UEFA mostrar un poco de humildad, pedir perdón y no acusar a gente que no ha hecho nada malo. No voy a reconocer ningún cargo. Estamos fuera de la Champions League, nos hemos quedado sin uno de nuestros grandes objetivos, nos han castigado y encima quieren que además pidamos perdón a la UEFA". Para Wenger, el árbitro no estuvo a la altura del partido y ahora la UEFA, tampoco: "En un partido así no puedes tomar decisiones como las que se tomaron y después mostrar tanta arrogancia. Todos podemos cometer errores, es algo que cualquiera comprende, pero a partir de ahí comienza el comportamiento dictatorial. No es de sentido común".
Y es que el técnico francés tiene mucha razón en plantarse ante la UEFA. Lejos de pensar que hubieran podido ganar en el Nou Camp (cosa que dudo ya que me sorprendió y bastante el raquítico planteamiento mostrado ante el Barça), hay algo inaceptable en los modos con los que la UEFA maneja el fútbol europeo. Su despotismo, su falta de escrúpulos y su ausencia de cintura chocan de frente con los valores que precisamente la propia UEFA ha exportado desde siempre: respeto, tolerancia e igualdad para todos.
Más que una asamblea de federaciones de fútbol parece una policía de las de los países del este antes de caer el 'telón de acero'. Un gran hermano que tan solo vigila las tonterías, mientras, recauda con una mano y castiga con la otra. Los fundamentos de su disciplina son intolerables. Parece regir el principio de culpabilidad al de inocencia. Además, no hay perdón, los castigos desproporcionados están más orientados a generar un estado de pánico que a buscar justicia.
En resumen, una total indecencia para el fútbol. Abuso tras abuso y mientras, una élite de 'gorrones' viviendo como dioses. Y es que su presidente, monsieur Platini es como dirigente lo contrario a lo que fue como jugador. Hoy parece más dispuesto a cargarse el fútbol como espectáculo que a contribuir con el mismo. Con ese aire apático que acompaña a algunos franceses, al llegar a la presidencia de la UEFA, Platini aseguró traer consigo la solución a todos los problemas. Promesas sin fin a jugadores, operadores de televisión y hasta a los árbitros. Todo mentira, ni ha habido reacción alguna al caos generado por la 'Ley Bosman', ni las competiciones han crecido lo más mínimo, ni se pita mejor. Todo igual o peor de lo que estaba.
Y es que no logro entender como las principales ligas europeas no se han sublevado hace años y han dinamitado la UEFA, pero tan solo hay que mirar al sillón presidencial de la RFEF como claro ejemplo de los 'personajes' que suelen ocupar estos cargos. Y ya se sabe, los tontos con cargo son como las manchas de vino: no es fácil quitarlas.
Esto ha irritado al francés, que ha explotado: "Más le valdría a la UEFA mostrar un poco de humildad, pedir perdón y no acusar a gente que no ha hecho nada malo. No voy a reconocer ningún cargo. Estamos fuera de la Champions League, nos hemos quedado sin uno de nuestros grandes objetivos, nos han castigado y encima quieren que además pidamos perdón a la UEFA". Para Wenger, el árbitro no estuvo a la altura del partido y ahora la UEFA, tampoco: "En un partido así no puedes tomar decisiones como las que se tomaron y después mostrar tanta arrogancia. Todos podemos cometer errores, es algo que cualquiera comprende, pero a partir de ahí comienza el comportamiento dictatorial. No es de sentido común".
Y es que el técnico francés tiene mucha razón en plantarse ante la UEFA. Lejos de pensar que hubieran podido ganar en el Nou Camp (cosa que dudo ya que me sorprendió y bastante el raquítico planteamiento mostrado ante el Barça), hay algo inaceptable en los modos con los que la UEFA maneja el fútbol europeo. Su despotismo, su falta de escrúpulos y su ausencia de cintura chocan de frente con los valores que precisamente la propia UEFA ha exportado desde siempre: respeto, tolerancia e igualdad para todos.
Más que una asamblea de federaciones de fútbol parece una policía de las de los países del este antes de caer el 'telón de acero'. Un gran hermano que tan solo vigila las tonterías, mientras, recauda con una mano y castiga con la otra. Los fundamentos de su disciplina son intolerables. Parece regir el principio de culpabilidad al de inocencia. Además, no hay perdón, los castigos desproporcionados están más orientados a generar un estado de pánico que a buscar justicia.
En resumen, una total indecencia para el fútbol. Abuso tras abuso y mientras, una élite de 'gorrones' viviendo como dioses. Y es que su presidente, monsieur Platini es como dirigente lo contrario a lo que fue como jugador. Hoy parece más dispuesto a cargarse el fútbol como espectáculo que a contribuir con el mismo. Con ese aire apático que acompaña a algunos franceses, al llegar a la presidencia de la UEFA, Platini aseguró traer consigo la solución a todos los problemas. Promesas sin fin a jugadores, operadores de televisión y hasta a los árbitros. Todo mentira, ni ha habido reacción alguna al caos generado por la 'Ley Bosman', ni las competiciones han crecido lo más mínimo, ni se pita mejor. Todo igual o peor de lo que estaba.
Y es que no logro entender como las principales ligas europeas no se han sublevado hace años y han dinamitado la UEFA, pero tan solo hay que mirar al sillón presidencial de la RFEF como claro ejemplo de los 'personajes' que suelen ocupar estos cargos. Y ya se sabe, los tontos con cargo son como las manchas de vino: no es fácil quitarlas.
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