Considerado por muchos como la mejor selección de la historia del fútbol, este equipo representa el fútbol brasileño en estado puro: toque de balón, prodigiosa técnica y laterales muy ofensivos. Arrasaron en aquel mundial de Mexico’70 y maravillaron al mundo en el primer mundial emitido a color por televisión. La 'verdeamarelha' revolucionó el fútbol y enseñó al resto del mundo quien jugaba mejor a esto.
La IX Copa Mundial de Fútbol llegaba a México, y con ella las dieciséis selecciones participantes con algunos de los mejores jugadores de la época, como Pelé, Beckenbauer, Müller, Teófilo Cubillas, Bobby Charlton y Gianni Rivera.
La violencia mostrada sobre el césped en la anterior edición llevó a la FIFA a instaurar unas nuevas medidas disciplinarias: las tarjetas amarilla y roja. También fue el primer mundial en el que se autorizó a las selecciones a realizar dos sustituciones por encuentro.
Brasil llegaba con la herida de su temprana eliminación en el Mundial de Inglaterra. En los meses previos a la Copa del Mundo, abundaron las disputas y los conflictos. Nadie estaba seguro de aquel equipo. Nadie sabía que se gestaba el mejor equipo de la historia.
Esta selección estuvo dirigida magistralmente por Mario Zagallo, quien alcanzó un record envidiable: ser el primero en ganar un Mundial como jugador (1958 y 1962) y como seleccionador. Zagallo adelantó los principios del fútbol total, el Ajax y Holanda elaboraron un método que ya estaba en la naturaleza del Brasil de 1970. Los verdaderos entendidos saben que aquella selección es el patrón que mide a todos los demás grandes equipos.
Jugaban con cinco jugadores que hubieran sido balón de oro, cinco números 10 en cancha: Gerson, Tostão, Rivelino, Jairzinho y Pelé. Gerson ponía el toque de balón, era el metrónomo que movía el juego brasileño. Tenía una de las mejores zurdas de la historia y era un fumador empedernido. Tostão un delantero atípico para la época, habilidoso y rápido aprovechaba cualquier oportunidad que le llegaba. Un delantero adelantado a su tiempo con unos movimientos sin balón dignos de mención. También caía al medio campo para mover el juego de su equipo y desarmar la defensa rival. Rivelino era un jugador de banda izquierda, con un fantástico golpeo de balón. Le gustaba llegar en segunda línea. Jairzinho era la clase personificada. Tenía un desborde que más quisiera alguno de hoy en día y también tenía gol. Único jugador en meter un gol en cada partido de un mundial. Y qué decir de Pelé. Para muchos el mejor jugador de la historia, era el gol en estado puro. Imparable en carrera y un prodigio técnico. Tenía un físico espectacular y sabía leer el juego. Este Brasil no hubiera existido sin él.
El Mundial fue retransmitido por televisión para todo el mundo, circunstancia que favoreció la leyenda. Casi todos los partidos de Brasil dejaron un momento que ha pasado al imaginario colectivo del fútbol y 'O Rei' agrandaba su leyenda aún más. En la fase de grupos frente a Checoslovaquia (4-1), Pelé estuvo a punto de sorprender a Víktor con un globo desde medio campo. Contra Inglaterra (1-0), Banks hizo la parada del siglo en un cabezazo picado de Pelé, y frente a Rumanía (3-2) Pelé marcaba un extraordinario gol de falta.
En los cuartos de final ganó a Perú, que parecía oponerles alguna resistencia y terminaron cayendo con un contundente 4-2. En semifinales doblegaron a Uruguay por 3-1, el mano a mano de Pelé con Mazurkiewicz, portero uruguayo, figura entre las jugadas más célebres del fútbol. Que no fuera gol importa menos que la impresión que causó la jugada.
Italia fue el rival de Brasil en la final. Nadie lo hubiera sospechado en la primera fase, cuando los transalpinos sólo anotaron un gol, suficiente para vencer a Suecia, y empataron a cero sus otros dos partidos. Los italianos fueron creciendo en su fútbol y, tras golear a los anfitriones en cuartos (4-1), protagonizaron junto con la República Federal de Alemania una de las semifinales más bellas que se recuerdan. Al menos, la que más goles vio en su prórroga, nada menos que cinco.
En la final, tanto Brasil como Italia, no solo dirimirían quién sería el nuevo campeón. En esta final, uno de los dos se adjudicaría para siempre la Copa Jules Rimet. La 'verdeamarelha' llegaba a su tercera final, después de obtener de forma consecutiva los títulos de Suecia'58 y Chile'62, mientras que los 'azzurri' llegaban a su tercera final, después de triunfar, también de manera consecutiva, en Italia'34 y Francia'38.
Brasil derrotó a Italia por 4-1. Los brasileños desplegaron un fútbol increíble y los italianos fueron un juguete en sus manos. El cuarto gol define a la perfección el juego brasileño. Comenzó con Tostão, el sutil delantero centro, como último hombre del equipo. Varios pases después, muchos jugadores por medio y setenta metros por delante, Carlos Alberto, capitán y lateral derecho, coronó una jugada que contenía la esencia del fútbol: la mayor calidad individual para el máximo sentido colectivo.
Brasil no sólo engrandeció el mito ganando su tercer Mundial en 12 años, además conquistó la admiración del público en general. Marcaron 19 goles en seis encuentros (más de tres de media) desplegando un juego impresionante. Ya no se trataba del boca a boca, la magia existía. Fue la primera selección en ganar tres mundiales y quedarse la Copa Jules Rimet en propiedad, copa que, por cierto, fue después robada y fundida. La que hay en las vitrinas de la federación brasileña es una réplica de la ganada en 1970.
Pelé se convirtió en el único jugador en ganar tres mundiales, en el máximo goleador en las finales del torneo (igualando los tres goles del también brasileño Vavá) y el primero en anotar en cuatro copas del mundo diferentes.
La IX Copa Mundial de Fútbol llegaba a México, y con ella las dieciséis selecciones participantes con algunos de los mejores jugadores de la época, como Pelé, Beckenbauer, Müller, Teófilo Cubillas, Bobby Charlton y Gianni Rivera.
La violencia mostrada sobre el césped en la anterior edición llevó a la FIFA a instaurar unas nuevas medidas disciplinarias: las tarjetas amarilla y roja. También fue el primer mundial en el que se autorizó a las selecciones a realizar dos sustituciones por encuentro.
Brasil llegaba con la herida de su temprana eliminación en el Mundial de Inglaterra. En los meses previos a la Copa del Mundo, abundaron las disputas y los conflictos. Nadie estaba seguro de aquel equipo. Nadie sabía que se gestaba el mejor equipo de la historia.
Esta selección estuvo dirigida magistralmente por Mario Zagallo, quien alcanzó un record envidiable: ser el primero en ganar un Mundial como jugador (1958 y 1962) y como seleccionador. Zagallo adelantó los principios del fútbol total, el Ajax y Holanda elaboraron un método que ya estaba en la naturaleza del Brasil de 1970. Los verdaderos entendidos saben que aquella selección es el patrón que mide a todos los demás grandes equipos.
Jugaban con cinco jugadores que hubieran sido balón de oro, cinco números 10 en cancha: Gerson, Tostão, Rivelino, Jairzinho y Pelé. Gerson ponía el toque de balón, era el metrónomo que movía el juego brasileño. Tenía una de las mejores zurdas de la historia y era un fumador empedernido. Tostão un delantero atípico para la época, habilidoso y rápido aprovechaba cualquier oportunidad que le llegaba. Un delantero adelantado a su tiempo con unos movimientos sin balón dignos de mención. También caía al medio campo para mover el juego de su equipo y desarmar la defensa rival. Rivelino era un jugador de banda izquierda, con un fantástico golpeo de balón. Le gustaba llegar en segunda línea. Jairzinho era la clase personificada. Tenía un desborde que más quisiera alguno de hoy en día y también tenía gol. Único jugador en meter un gol en cada partido de un mundial. Y qué decir de Pelé. Para muchos el mejor jugador de la historia, era el gol en estado puro. Imparable en carrera y un prodigio técnico. Tenía un físico espectacular y sabía leer el juego. Este Brasil no hubiera existido sin él.
El Mundial fue retransmitido por televisión para todo el mundo, circunstancia que favoreció la leyenda. Casi todos los partidos de Brasil dejaron un momento que ha pasado al imaginario colectivo del fútbol y 'O Rei' agrandaba su leyenda aún más. En la fase de grupos frente a Checoslovaquia (4-1), Pelé estuvo a punto de sorprender a Víktor con un globo desde medio campo. Contra Inglaterra (1-0), Banks hizo la parada del siglo en un cabezazo picado de Pelé, y frente a Rumanía (3-2) Pelé marcaba un extraordinario gol de falta.
En los cuartos de final ganó a Perú, que parecía oponerles alguna resistencia y terminaron cayendo con un contundente 4-2. En semifinales doblegaron a Uruguay por 3-1, el mano a mano de Pelé con Mazurkiewicz, portero uruguayo, figura entre las jugadas más célebres del fútbol. Que no fuera gol importa menos que la impresión que causó la jugada.
Italia fue el rival de Brasil en la final. Nadie lo hubiera sospechado en la primera fase, cuando los transalpinos sólo anotaron un gol, suficiente para vencer a Suecia, y empataron a cero sus otros dos partidos. Los italianos fueron creciendo en su fútbol y, tras golear a los anfitriones en cuartos (4-1), protagonizaron junto con la República Federal de Alemania una de las semifinales más bellas que se recuerdan. Al menos, la que más goles vio en su prórroga, nada menos que cinco.
En la final, tanto Brasil como Italia, no solo dirimirían quién sería el nuevo campeón. En esta final, uno de los dos se adjudicaría para siempre la Copa Jules Rimet. La 'verdeamarelha' llegaba a su tercera final, después de obtener de forma consecutiva los títulos de Suecia'58 y Chile'62, mientras que los 'azzurri' llegaban a su tercera final, después de triunfar, también de manera consecutiva, en Italia'34 y Francia'38.
Brasil derrotó a Italia por 4-1. Los brasileños desplegaron un fútbol increíble y los italianos fueron un juguete en sus manos. El cuarto gol define a la perfección el juego brasileño. Comenzó con Tostão, el sutil delantero centro, como último hombre del equipo. Varios pases después, muchos jugadores por medio y setenta metros por delante, Carlos Alberto, capitán y lateral derecho, coronó una jugada que contenía la esencia del fútbol: la mayor calidad individual para el máximo sentido colectivo.
Brasil no sólo engrandeció el mito ganando su tercer Mundial en 12 años, además conquistó la admiración del público en general. Marcaron 19 goles en seis encuentros (más de tres de media) desplegando un juego impresionante. Ya no se trataba del boca a boca, la magia existía. Fue la primera selección en ganar tres mundiales y quedarse la Copa Jules Rimet en propiedad, copa que, por cierto, fue después robada y fundida. La que hay en las vitrinas de la federación brasileña es una réplica de la ganada en 1970.
Pelé se convirtió en el único jugador en ganar tres mundiales, en el máximo goleador en las finales del torneo (igualando los tres goles del también brasileño Vavá) y el primero en anotar en cuatro copas del mundo diferentes.
ese es un gran equipo de soccer brasileño y los fundadures del jogo bonito
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