Tras cerrarse la primera vuelta del campeonato liguero (aunque tiene aplazado el partido ante el Leganés) el conjunto blanco está a 19 puntos del Barcelona. El equipo es cuarto con 32 puntos y empieza a descolgarse peligrosamente de Atlético de Madrid y Valencia.
El problema es grave, el Real Madrid se hunde y el entrenador no tiene soluciones, se le ve superado. Cualquier equipo organizado y con ilusión le puede ganar. Este Madrid es un equipo sin velocidad, sin garra, un disparate táctico que puede llevar al club al infierno de tener que jugar la previa de la Champions League o lo que sería aún peor: quedarse fuera de la máxima competición continental. Y es que el equipo tiene lagunas técnicas horribles. El juego del Madrid en ataque es plano, previsible y simple, se limita a pasar la pelota de un lado a otro del área rival y buscar a Cristiano para que sea él quien busque portería. Con esto y una dosis de suerte bastaba en los buenos tiempos de Ronaldo, pero el portugués está en su declive, y lo lógico es que no vaya a ir a mejor. En defensa la cosa es todavía peor. Ver, partido tras partido, a los atacantes rivales corriendo libres hacia Keylor Navas sin la oposición de ningún defensor del Madrid dice muy poco del mínimo orden que debe tener un equipo de élite. No hay esquema de juego, los equipos trabajados no cometen los errores defensivos en que cae constantemente el Madrid. La defensa juega normalmente demasiado confiada y poco metida en los partidos. La precariedad defensiva del Madrid llama la atención, con marcas descuidadas y ayudas inexistentes. Es cierto que la mayoría de las veces todo este desorden táctico viene por el lado de Marcelo, que siempre sube pero nunca baja (la constante anarquía que demuestra esta temporada el lateral brasileño es un horror), pero tampoco hay que quitar culpa a los mediocampistas, quienes bajan tarde y mal.
Jugamos un fútbol de hace 10 años, porque el entrenador no sabe hacer otra cosa. Hay una absoluta falta de imaginación que durante año y medio le sirvió para ser un gran relaciones públicas con sus jugadores... pero estos ya no le hacen caso, saben que sus consejos son mediocres y desconcertantes. Ahora, además, el técnico francés es pura contradicción, no quiere fichajes. Apela a ese discurso para demostrarle a todos su confianza en la plantilla. Pero los "me importas mucho" se diluyen como azucarillos cuando te olvidas del banquillo en los días importantes. Contra el Villarreal ni siquiera agotó los cambios. Con Dani Ceballos en la grada, tuvo a Borja Mayoral calentando toda la segunda parte para olvidarse de él, dejando al único delantero que tenía en el banquillo 40 minutos en la banda, calentando, mirando con desesperación cómo volaban por el área balones que él podría haber rematado. No quiere un delantero en invierno, "confío en mi plantilla". Pero si no pone al que tiene... ya nadie le puede creer.
Y es que Zidane no reacciona: el técnico del Real Madrid sigue apostando por los mismos y por la misma idea. Pese a que hay algunos jugadores como Marcelo, Kroos, Modrić o la totalidad de la BBC que no están en su mejor momento, siguen siendo titulares indiscutibles. Y es que el francés ha convertido a varios jugadores del equipo en los primeros funcionarios que ha tenido el Real Madrid en su historia... da igual lo mal que lo hagan, que salvo lesión nunca pierden su sitio en el once inicial.
La temporada pasada acertó plenamente con las rotaciones... pero los James, Morata, Mariano y compañía se cansaron de demostrar que podían jugar de titulares a pesar de saber que era imposible. Se marcharon y los recién llegados son lo ideal para Zidane. En definitiva, un equipo titularísimo sin recambios. El resultado se veía venir, un desastre como hacia tiempo no se veía... un entrenador mediocre y sin recursos, con la única solución de seguir alineando a sus titularísimos hasta que hundan el barco por completo.
Pero lo que tampoco se intuye es una reacción desde la zona noble del Bernabéu. Tanto Florentino Pérez como su 'valido' José Ángel Sánchez se han convertido en rehenes de los éxitos de Zidane. No se atreverán a expulsarle como capitán de un barco a la deriva, pero el presidente tiene que tomar ya una decisión. No se puede seguir haciendo el ridículo estando a casi una veintena de puntos del Barcelona en mitad de la temporada. Eso el Madrid no se lo puede permitir. Si se le quiere pagar a Zidane por los servicios prestados que le den un cargo en las oficinas (junto a los Butragueño, Raúl, Roberto Carlos, etc...), y que traigan a un entrenador 'de verdad', sin miedo a meter el bisturí, con 'plenos poderes' sobre la plantilla y respaldado por la directiva. Con los jugadores que hay y bien dirigidos este equipo tiene tiempo de reaccionar y acabar la temporada decorosamente, después ya pensaremos lo que el club necesita de cara a la temporada que viene.
Y es que la dirección deportiva tiene un buen 'marrón' encima de la mesa: hacer una limpia de ciertos jugadores que ya no aportan (y que no tienen ganas de aportar) y buscar en el mercado jugadores jóvenes, y de calidad, aunque seguramente carísimos. Lo que no se puede es repetir los mismos errores del pasado llevando una política de fichajes totalmente errática. No se puede comprar y vender caprichosamente sin tener en cuenta al entrenador, fichando sin ver las necesidades reales de la plantilla. A veces te sale bien pero al final (y como el tiempo ha demostrado) acaba saliendo mal. Y me temo lo peor ya que después de ver como Florentino se ha cargado la plantilla fichando como un pollo sin cabeza, ahora se sigue hablando de fichar a Eden Hazard, el 'enésimo' mediapunta en un equipo que juega sin mediapuntas desde los tiempos de Laudrup... eso lo dice todo.
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