El pasado sábado en La Rosaleda perdió su enésimo órdago, pero lo perdió antes de que empezara el partido. No importaba cuál fuera el resultado final, incluso ganando al Málaga hubiera perdido gran parte del respaldo con el que contaba entre su afición. Mientras su equipo se desangra sobre el terreno de juego, el luso prefiere desperdiciar su energía en pulsos sin sentido, ajenos al balón. Y es que la suplencia de Casillas en Málaga ha terminado por dejar en la mínima expresión el crédito del técnico portugués.
Ante la falta de juego o de títulos, siempre tiene una excusa para desviar la atención: la falta de actitud de algunos de sus pupilos, su relación resquebrajada con los internacionales españoles, su cruzada con la cantera, sus mensajes envenenados a la afición blanca, sus reproches a los árbitros y la UEFA, la interminable lista de compañeros de profesión despreciados (Pellegrini, Guardiola, Preciado, Vilanova, Toril, Benítez y muchos más...), su obsesión con que hay una 'mano negra' en la asignación de los horarios de cada jornada, sus desplantes a la prensa española obligando a Aitor Karanka a dar la cara por él, etc...
Pero con su decisión de sentar a Casillas ante el Málaga (un deseo que llevaba rumiando desde hace mucho tiempo), ha terminado por erosionar el poco crédito que le quedaba. Ya ni en el Bernabéu suena su nombre en el marcador durante las alineaciones para que la crispación no sea mayor. Al portugués lo han sostenido siempre dos pilares básicos: los buenos resultados y el apoyo de la afición. Si el primero ya estaba desgastado desde hace unas semanas, el segundo explota ahora tras el ridículo de sentar a Iker, al que nunca ha considerado "tan buen portero", y del que no soporta el trato que recibe del público y la prensa.
Mourinho siempre ha presumido de defender los intereses del Real Madrid, pero ya todo el mundo se ha dado cuenta de que por encima del club está él mismo. No le importa dejar en el banquillo al mejor portero del mundo por causas extradeportivas aún perjudicando los intereses del equipo. ¡Porque no me puedo creer que alguien se trague que "Adán está mejor que Casillas"!.
Con sus últimas decisiones Mourinho parece estar pidiedo a gritos su despido, pero su contrato es astronómico y prescindir de sus servicios le costaría al Real Madrid unos 20 millones de euros apróximadamente. Además Florentino Pérez no cree que a estas alturas del curso pueda encontrar un técnico de garantías para pelear por la Copa del Rey y la Liga de Campeones, las únicas balas que le quedan.
Según desvelaba ayer la cadena SER, el presidente blanco habría citado a los capitanes del Real Madrid (Casillas, Ramos, Higuaín y Marcelo) a la vuelta de las vacaciones de Navidad (30 de diciembre) para analizar la situación por la que atraviesa el equipo después del último ridículo. El hecho de que esta posible reunión se produzca sin la presencia ni de Mourinho, ni de ninguno de los miembros del cuerpo técnico, da una idea de cómo está ahora mismo el ambiente en el entorno del presidente con respecto al entrenador portugués.
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