No todo en la práctica del fútbol es un campo de rosas, también nuestras estrellas y los miles de aficionados que se reúnen una o dos veces por semana para ‘echar un partidillo’, sufren algún que otro percance que se materializa en lesiones musculares.
Las exigencias de cualquier actividad deportiva implican riesgos de lesiones en mayor o menor medida. Esto no es nada nuevo. Nadie escapa a este efecto devastador que cuenta con diferentes niveles de gravedad.
Desde un calambre o una contusión leve, hasta rotura fibrilar o incluso muscular, nadie esta a salvo de padecer una de estas lesiones, ya sean niños, aficionados, futbolistas profesionales... Pese a todo, aunque dichas dolencias son frecuentes, en ocasiones no suelen diagnosticarse ni tratarse adecuadamente. Es preferible, en el peor de los casos, contar con facultativos o profesionales para atender al lesionado. Muchas lesiones se producen por no cumplir con los procedimientos de prevención y, lo que es peor, en muchas ocasiones se agravan por cumplirlos mal.
En muchas ocasiones se cambia de entrenador en un equipo, lo que supone también un cambio de sus preparadores físicos. Esto ocasiona la implantación de de un programa de entrenamiento distinto, con un horario mayor o menor, diferente en materia de calentamientos... En todo caso, algo distinto a lo anterior que puede afectar al estilo de vida del futbolista y a más de uno provocarle algún que otro malestar.
Ir al médico
Las lesiones musculares son fáciles de tratar y de curar cuando son detectadas inmediatamente. Generalmente, en categoría profesional no suelen existir problemas de ningún tipo. Hay cuadros médicos con experiencia contrastada en medicina deportiva y cuentan, además, con todos los adelantos tecnológicos necesarios. Más difícil es en las categorías inferiores. A pesar, de los seguros médicos que existen y que son obligatorios en todas las competiciones organizadas por las federaciones regionales, muchos chicos, al lesionarse, acuden a los médicos de cabecera, lo que supone un problema a la hora de diagnosticar y, sobre todo, iniciar un proceso de recuperación.
Así se curan
Hay lesiones que suelen evolucionar de forma natural hacia la curación en un periodo de tiempo corto. Es conveniente evitar que la lesión se haga crónica, si bien en muchas ocasiones es imprescindible que dentro de ese tiempo cicatrice. Ante todo lo fundamental en cualquier caso de lesión (ya sea grave o más moderada), es:
- Reposo relativo para aquellas actividades que reproduzcan las molestias.
- Aplicación de calor (seco) durante un periodo de dos a cinco días.
- Aplicación de un masaje suave.
- Pueden administrarse fármacos (relajantes musculares), siempre bajo preescripción facultativa.
Las exigencias de cualquier actividad deportiva implican riesgos de lesiones en mayor o menor medida. Esto no es nada nuevo. Nadie escapa a este efecto devastador que cuenta con diferentes niveles de gravedad.
Desde un calambre o una contusión leve, hasta rotura fibrilar o incluso muscular, nadie esta a salvo de padecer una de estas lesiones, ya sean niños, aficionados, futbolistas profesionales... Pese a todo, aunque dichas dolencias son frecuentes, en ocasiones no suelen diagnosticarse ni tratarse adecuadamente. Es preferible, en el peor de los casos, contar con facultativos o profesionales para atender al lesionado. Muchas lesiones se producen por no cumplir con los procedimientos de prevención y, lo que es peor, en muchas ocasiones se agravan por cumplirlos mal.
En muchas ocasiones se cambia de entrenador en un equipo, lo que supone también un cambio de sus preparadores físicos. Esto ocasiona la implantación de de un programa de entrenamiento distinto, con un horario mayor o menor, diferente en materia de calentamientos... En todo caso, algo distinto a lo anterior que puede afectar al estilo de vida del futbolista y a más de uno provocarle algún que otro malestar.
Ir al médico
Las lesiones musculares son fáciles de tratar y de curar cuando son detectadas inmediatamente. Generalmente, en categoría profesional no suelen existir problemas de ningún tipo. Hay cuadros médicos con experiencia contrastada en medicina deportiva y cuentan, además, con todos los adelantos tecnológicos necesarios. Más difícil es en las categorías inferiores. A pesar, de los seguros médicos que existen y que son obligatorios en todas las competiciones organizadas por las federaciones regionales, muchos chicos, al lesionarse, acuden a los médicos de cabecera, lo que supone un problema a la hora de diagnosticar y, sobre todo, iniciar un proceso de recuperación.
Así se curan
Hay lesiones que suelen evolucionar de forma natural hacia la curación en un periodo de tiempo corto. Es conveniente evitar que la lesión se haga crónica, si bien en muchas ocasiones es imprescindible que dentro de ese tiempo cicatrice. Ante todo lo fundamental en cualquier caso de lesión (ya sea grave o más moderada), es:
- Reposo relativo para aquellas actividades que reproduzcan las molestias.
- Aplicación de calor (seco) durante un periodo de dos a cinco días.
- Aplicación de un masaje suave.
- Pueden administrarse fármacos (relajantes musculares), siempre bajo preescripción facultativa.
- La acción de hielo inmediata es de vital importancia ya que provocará vasoconstricción, es decir, disminuirá el tamaño del diámetro del vaso dañado para evitar la salida de la sangre. 24-48 horas después, la acción del calor será de mayor efectividad para disminuir el tamaño del hematoma.
- En ocasiones se obligará a guardar reposo 2-3 días, siempre que sea necesario.
Causas más frecuentes de una lesión muscular
- Tecnológicas como el empleo de material inadecuado, mala técnica...
- La temperatura afecta a un jugador ya que el frió puede provocar que no haya un buen aporte sanguíneo al músculo; mientras que el calor provoca un exceso de sudoración.
- Las diferentes superficies de entrenamiento, aspecto que influye en mayor medida a los jugadores de divisiones inferiores que no disponen de suficientes medios para poder entrenar en espacios adecuados.
- La ausencia de calentamiento antes de comenzar la práctica de un partido o bien, un calentamiento incorrecto.
- Frenadas bruscas, mala alimentación, problemas dentales, incoordinación muscular, desequilibrios musculares...
‘Catálogo’ de dolencias
- Lesiones no traumáticas como los calambres que provocan un dolor local, molestias y espasmos del músculo.
- Lesiones traumáticas, como las contusiones que se suelen dar en zonas de miembros inferiores, con mucho músculo. Se producirán hematomas en el interior del músculo.
- La distensión de algunas fibrillas, manteniéndose su integridad, se denomina estiramiento. El jugador siente mucho dolor, lo que no llega a impedir la realización del ejercicio.
- La sobrecarga se produce cuando aparecen ligeras molestias al acabar el entrenamiento o partido, siendo recomendable un posterior estiramiento del punto doloroso localizado en el músculo.
- Las contracturas suelen ser una sensación más desagradable que dolorosa.
- En ocasiones se obligará a guardar reposo 2-3 días, siempre que sea necesario.
Causas más frecuentes de una lesión muscular
- Tecnológicas como el empleo de material inadecuado, mala técnica...
- La temperatura afecta a un jugador ya que el frió puede provocar que no haya un buen aporte sanguíneo al músculo; mientras que el calor provoca un exceso de sudoración.
- Las diferentes superficies de entrenamiento, aspecto que influye en mayor medida a los jugadores de divisiones inferiores que no disponen de suficientes medios para poder entrenar en espacios adecuados.
- La ausencia de calentamiento antes de comenzar la práctica de un partido o bien, un calentamiento incorrecto.
- Frenadas bruscas, mala alimentación, problemas dentales, incoordinación muscular, desequilibrios musculares...
‘Catálogo’ de dolencias
- Lesiones no traumáticas como los calambres que provocan un dolor local, molestias y espasmos del músculo.
- Lesiones traumáticas, como las contusiones que se suelen dar en zonas de miembros inferiores, con mucho músculo. Se producirán hematomas en el interior del músculo.
- La distensión de algunas fibrillas, manteniéndose su integridad, se denomina estiramiento. El jugador siente mucho dolor, lo que no llega a impedir la realización del ejercicio.
- La sobrecarga se produce cuando aparecen ligeras molestias al acabar el entrenamiento o partido, siendo recomendable un posterior estiramiento del punto doloroso localizado en el músculo.
- Las contracturas suelen ser una sensación más desagradable que dolorosa.
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